Los riñones son mucho más que dos órganos silenciosos que filtran nuestra sangre y realmente, cuando funcionan bien, apenas pensamos en ellos, pero basta con que algo se altere para que nos demos cuenta de lo esenciales que son en el equilibrio de todo el cuerpo. Pocas dolencias hacen tan evidente esa importancia como la aparición de piedras en los riñones, un problema tan común como temido por el dolor que puede provocar. Lo que muchas veces empieza como una molestia puntual puede transformarse en un episodio incapacitante que obliga a buscar respuestas con urgencia, sobre todo cuando no entendemos por qué se forman esas pequeñas pero dolorosas estructuras.
En España, cada vez son más las personas que conviven con este problema sin saber muy bien cómo prevenirlo. Las piedras, tan diminutas como un grano de arena o tan grandes como una perla, pueden pasar desapercibidas o convertirse en un auténtico desafío. La mayoría se expulsan sin consecuencias, pero cuando no ocurre así, el dolor se vuelve protagonista y empuja a quienes lo sufren a buscar soluciones. Y ahí es donde la información clara, la que llega sin tecnicismos y de la mano de especialistas como el nefrólogo Borja Quiroga, se convierte en una herramienta fundamental para cuidar de los riñones.
3La confusión más común es con las piedras de calcio
A diferencia de lo que muchos piensan, cuando se trata de piedras de calcio no es recomendable eliminar este mineral de la dieta. Al contrario, Quiroga advierte que reducir su consumo puede tener el efecto opuesto y aumentar la absorción intestinal de oxalato. Y como las piedras más frecuentes son precisamente de oxalato cálcico, esa confusión puede convertirse en un error que afecte a los riñones sin que lo notemos.
Por eso, lo más importante en estos casos no es eliminar el calcio, sino limitar el oxalato presente en ciertos alimentos. Aunque suene contradictorio, mantener un consumo normal de calcio facilita que el mineral y el oxalato se unan en el intestino y sean expulsados, evitando que terminen formando nuevas piedras. Los alimentos ricos en oxalato incluyen el salvado, el pan integral, frutas como el kiwi, la grosella o el albaricoque y muchas verduras de hoja verde, como espinacas, acelgas o berzas. Saber todo esto permite cuidar los riñones de forma natural y mantener un estilo de vida que ayude a tenerlos sanos.






