La apuesta de IU por la fórmula andaluza de Anguita tensiona a Podemos

La designación de Antonio Maíllo como candidato de la coalición Por Andalucía ha reabierto la clásica fórmula de la izquierda alternativa: el retorno a la estrategia de unidad popular que Julio Anguita ensayó en los años ochenta y que pretendía convertir a Andalucía en un laboratorio político con impacto estatal.

Esa apuesta, que Izquierda Unida reivindica ahora sin complejos, inquieta a Podemos en un momento en el que la comunidad andaluza se ha convertido en una meta volante decisiva antes de las próximas elecciones generales.

Maíllo no oculta la influencia del que fuera coordinador general de IU. De hecho, su estreno al frente de la organización —con el proyecto ‘Convocatoria por la Democracia’— fue ya una recreación explícita del marco político anguitista: un sujeto amplio, popular y cívico que desbordara a los partidos tradicionales de la izquierda y aspirara a disputar la hegemonía al PSOE desde el sur.

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Ahora, como hizo el propio Anguita, Maíllo pretende articular una plataforma sólida en Andalucía que sirva de referencia para el espacio estatal. Ese gesto, simbólicamente poderoso en la cultura interna de IU, no ha pasado desapercibido en Podemos.

La candidatura de Maíllo se ha presentado como la mejor fórmula para plantar batalla a Juanma Moreno después de casi ocho años de gobierno del PP. El dirigente andaluz asegura que existe una herida en lo público que hay que revertir con urgencia y ha llamado a la ciudadanía a sumarse a un proyecto de esperanza capaz de dar la vuelta a una derecha que se sentía cómoda en su seguridad pasmosa.

En el acto de su presentación, arropado por Ernesto Alba, Esperanza Gómez y José Antonio Jiménez, Maíllo proclamó que este era «el momento» de dar un paso adelante. Pero el subtexto de la operación es más profundo y afecta a la arquitectura de la izquierda a nivel estatal.

En Podemos son conscientes de que Andalucía es un terreno especialmente sensible para calibrar la fortaleza de cada actor. El partido morado intenta recomponerse con la sólida figura de Juan Antonio Delgado como opción para lograr representación parlamentaria, pero admite internamente que un buen resultado de IU —y un mal resultado suyo— podría limitar sus expectativas nacionales justo antes de que comience el ciclo decisivo.

Delgado Moncloa
Juan Antonio Delgado.

La nueva coalición quiere presentarse como una candidatura unitaria, abierta a nuevas incorporaciones, y Maíllo insiste en que «quien quiera sumar, encontrará siempre las puertas abiertas».

El mensaje no apunta explícitamente a Podemos, pero tampoco lo esconde: el proyecto está en marcha y la invitación es pública, aunque la dirección morada recela de integrarse bajo liderazgo ajeno.

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ANGUITISMO

La apelación al legado de Anguita tiene un valor movilizador para la militancia de IU, pero también despierta interrogantes estratégicos. El ‘Califa Rojo’ convirtió Andalucía en su plataforma para proyectar un discurso de unidad popular que trascendía los partidos, un modelo que buscaba sumar desde la legitimidad territorial.

Maíllo intenta repetir la jugada en un contexto más fragmentado, con un espacio de la izquierda estatal dividido y en plena competencia interna. En su carta a la militancia, el coordinador general reivindica esa doble mirada andaluza y federal.

«Andalucía forma parte de un país en el que la izquierda transformadora demuestra que se puede gobernar con justicia social», escribe. La carta incluye también un diagnóstico sobre el gobierno de Moreno: «La sanidad pública se desangra, la vivienda se convierte en un lujo y la juventud se marcha porque no ve futuro».

PODEMOS

La posibilidad de que IU se fortalezca territorialmente no sería un problema para Podemos si el partido mantuviera una posición sólida en Andalucía. Delgado, exguardia civil y diputado de perfil propio, es la principal apuesta para recomponer parte de ese espacio.

Pero incluso sus apoyos admiten que el terreno se ha encarecido: la marca morada ya no moviliza como antes y la memoria del conflicto entre Podemos y Sumar sigue presente en la militancia.

Además, en el ámbito estatal, IU y Podemos compiten por influencia dentro del espacio confederal en el que Maíllo parece haberse colocado de forma acrítica junto a Yolanda Díaz. Que IU logre un liderazgo claro en el sur condicionaría inevitablemente la fuerza de Podemos y el yolandismo de cara a 2027.

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