El magnesio es un nombre que suena pequeño en la lista de nutrientes pero que, en la práctica, puede cambiar por completo la calidad del descanso nocturno. Cuando los calambres aparecen sin aviso y rompen el sueño, muchos piensan en la fatiga o en el cansancio del día, pero pocas veces se detienen a considerar que una carencia mineral, y en concreto el magnesio, puede estar detrás de esos pinchazos que dejan la pierna rígida y dolorida.
Este mineral vuelve a la conversación gracias a especialistas como Mónica Acha, que a partir de su experiencia como dietista-nutricionista recuerda que no hay milagros aislados: la hidratación, la dieta y los niveles de magnesio forman un triángulo que protege la función muscular. Entender esa relación ayuda a no banalizar los calambres nocturnos y a actuar antes de que se conviertan en una molestia crónica.
1Qué son los calambres y por qué el magnesio importa
Los calambres son contracciones musculares involuntarias, intensas y a menudo localizadas en las piernas, y aunque pueden aparecer en cualquier momento, por la noche golpean con más dureza porque interrumpen el descanso. La edad avanzada, el embarazo o la actividad física intensa incrementan el riesgo, pero también lo hace cualquier situación que altere el equilibrio de líquidos y minerales del cuerpo.
En ese punto entra el magnesio y actúa como contrapeso frente al calcio, que promueve la contracción muscular, y sin él el músculo encuentra difícil relajarse. Por eso muchas veces, aun cuando se camina, se hace ejercicio o se estira antes de dormir, los calambres persisten si el magnesio está bajo; es una pieza del puzzle que no conviene obviar.






