El magnesio es un nombre que suena pequeño en la lista de nutrientes pero que, en la práctica, puede cambiar por completo la calidad del descanso nocturno. Cuando los calambres aparecen sin aviso y rompen el sueño, muchos piensan en la fatiga o en el cansancio del día, pero pocas veces se detienen a considerar que una carencia mineral, y en concreto el magnesio, puede estar detrás de esos pinchazos que dejan la pierna rígida y dolorida.
Este mineral vuelve a la conversación gracias a especialistas como Mónica Acha, que a partir de su experiencia como dietista-nutricionista recuerda que no hay milagros aislados: la hidratación, la dieta y los niveles de magnesio forman un triángulo que protege la función muscular. Entender esa relación ayuda a no banalizar los calambres nocturnos y a actuar antes de que se conviertan en una molestia crónica.
2Alimentación, fuentes naturales y el papel de la hidratación
Incluir alimentos ricos en magnesio es la primera línea de respuesta que propone Mónica Acha, y no se trata de cambios radicales sino de pequeñas decisiones diarias. El cacao y el chocolate negro, las verduras de hoja verde como las espinacas, los frutos secos y las semillas aportan magnesio en cantidades apreciables y además suman otros nutrientes que favorecen la salud muscular.
A esto hay que añadir la hidratación, que es inseparable del tema, ya que beber suficiente agua evita desequilibrios electrolíticos que predisponen a las contracciones. No sirve de mucho consumir magnesio si se llega deshidratado tras una jornada intensa o un entrenamiento, así que la recomendación es hidratarse a lo largo del día y combinarlo con una dieta que incluya fuentes naturales de magnesio.






