El magnesio es un nombre que suena pequeño en la lista de nutrientes pero que, en la práctica, puede cambiar por completo la calidad del descanso nocturno. Cuando los calambres aparecen sin aviso y rompen el sueño, muchos piensan en la fatiga o en el cansancio del día, pero pocas veces se detienen a considerar que una carencia mineral, y en concreto el magnesio, puede estar detrás de esos pinchazos que dejan la pierna rígida y dolorida.
Este mineral vuelve a la conversación gracias a especialistas como Mónica Acha, que a partir de su experiencia como dietista-nutricionista recuerda que no hay milagros aislados: la hidratación, la dieta y los niveles de magnesio forman un triángulo que protege la función muscular. Entender esa relación ayuda a no banalizar los calambres nocturnos y a actuar antes de que se conviertan en una molestia crónica.
3Cuándo valorar la suplementación y revisar la vitamina D
Si caminar, hidratarse y ajustar la dieta no basta, Mónica Acha aconseja contemplar la suplementación de magnesio, siempre bajo supervisión profesional. No todos necesitan el mismo aporte y los suplementos, tomados sin control, pueden ser contraproducentes; por eso la pauta personalizada es clave para equilibrar beneficios y riesgos.
Además, conviene evaluar la vitamina D porque su déficit afecta al metabolismo del calcio y puede desajustar la relación entre calcio y magnesio, incrementando la probabilidad de calambres. La idea no es centrarse solo en el magnesio, sino mirar el cuadro completo, que incluye los niveles de vitaminas y minerales, los hábitos de vida y, en su caso, la intervención de un profesional que ajuste dosis y tiempos según las necesidades individuales.







