Europa inicia el despliegue contrarreloj de su ‘Schengen Militar’ frente a Rusia

Actualmente, el movimiento de fuerzas militares entre países de la UE puede ser una odisea burocrática y logística que se mide en semanas o incluso meses.

Bruselas ha acuñado un eslogan que, por su resonancia y ambición, evoca uno de los mayores retos para la integración comunitaria: el «Espacio Schengen Militar». Sin embargo, a diferencia de su primo civil, que eliminó los controles fronterizos para los ciudadanos, esta nueva propuesta de la Comisión Europea está impulsada por una fría y urgente necesidad geopolítica: garantizar la supervivencia de la defensa europea ante la escalada de la amenaza rusa en el continente. No se trata de un gesto simbólico, sino de un plan estratégico que busca reescribir las reglas de la movilidad logística militar a lo largo y ancho de la Unión Europea.

La inspiración es directa y similar, pero la aplicación es radicalmente distinta. Si el Schengen original facilitó la libre circulación de personas, su versión castrense persigue la circulación expedita e ininterrumpida de tropas, personal, armamento pesado y equipo a través de las fronteras de los Estados miembros. La premisa es simple: ¿De qué vale invertir miles de millones en la modernización del arsenal si, en caso de crisis o conflicto, el despliegue de estas fuerzas se atasca en el papeleo o en infraestructuras obsoletas? La respuesta que se busca dar es contundente: la disuasión y la defensa de la UE y la OTAN deben ser ágiles, eficaces y, sobre todo, rápidas.

EL PRECIO DE LA BUROCRACIA Y EL COSTO DE LAS INFRAESTRUCTURAS

Actualmente, el movimiento de fuerzas militares entre países de la UE puede ser una odisea burocrática y logística que se mide en semanas o incluso meses. Este tempo lento es incompatible con la dinámica de la guerra moderna y la inmediatez que exige cualquier respuesta creíble ante una agresión. Por ello, el objetivo central del «Schengen Militar» es reducir drásticamente este lapso. La propuesta busca que los movimientos se gestionen en días en tiempos de paz, o incluso en horas en caso de emergencia real.

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La diplomacia comunitaria, por boca de figuras como la jefa de la diplomacia, Kaja Kallas, ha sido clara al respecto: «Cuanto más rápido despleguemos nuestras fuerzas armadas, mayor será nuestra capacidad de disuasión.» El plan ataca dos frentes de batalla cruciales que, hasta ahora, han sido el talón de Aquiles de la defensa integrada: la armonización regulatoria y la mejora de infraestructuras.

En el primer punto, el foco está puesto en el gran papeleo. Hasta la fecha, conseguir el permiso necesario para que un simple tanque pueda cruzar una frontera nacional ha llegado a demorarse hasta 45 días, un período que simplemente es inadmisible en un contexto de tensión. La Comisión pretende unificar este procedimiento, estableciendo un límite máximo de tres días para la respuesta de un país en tiempos de normalidad. En el escenario más grave, en una situación de conflicto o emergencia declarada, el proceso se reduciría a una mera notificación que garantizaría vía libre en un plazo no superior a seis horas. De esta manera, se busca crear una suerte de espacio Schengen puramente militar para finales del año 2027.

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La Alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Kaja Kallas, durante la reunión ministerial sobre seguridad europea y Ucrania, en el Palacio de Viana, a 31 de marzo de 2025, en Madrid (Fuente: Agencias). 

GRAN NECESIDAD DE UNA INVERSIÓN ESTRATÉGICA

La segunda y más tangible pata del problema es la infraestructura. No basta con eliminar el papeleo si los activos más pesados de un ejército, como los tanques que pueden superar las 60 o 70 toneladas, se encuentran con un puente incapaz de soportar su peso o un túnel demasiado estrecho para darles paso. Como bien señaló Kallas, «si un puente no puede llevar un tanque de 60 toneladas, tenemos un problema.»

Para solucionar esta deficiencia crítica, la UE ha puesto en marcha un ambicioso plan de inversión bajo el paraguas del Mecanismo Conectar Europa (CEF) – Movilidad Militar. Dentro del marco financiero plurianual 2021-2027, Bruselas destinó inicialmente cerca de 1.690 millones de euros específicamente para este componente. Estos fondos están diseñados para cofinanciar la adaptación de la doble Red Transeuropea de Transporte (RTE-T) para uso militar, lo que implica una profunda modernización de las arterias de la Europa defensiva.

El trabajo a financiar es ingente y va más allá del simple asfaltado. Se requiere el refuerzo estructural de puentes y viaductos para que soporten la carga máxima de los vehículos militares pesados. Es fundamental la ampliación de túneles para que permitan el paso de equipos de gran altura o anchura. Asimismo, se contempla la mejora de la capacidad de las vías ferroviarias, incluyendo el gálibo, y la modernización de puertos y aeropuertos clave, transformándolos en nodos logísticos capaces de gestionar un despliegue rápido y masivo de fuerzas.

Es crucial entender que esta financiación comunitaria es solo una semilla. Para lograr la uniformidad y resistencia necesaria en toda la red, los Estados miembros están obligados a complementar la inversión con sus propios fondos, asegurando que la infraestructura crítica en sus respectivos territorios cumpla con los estándares militares unificados. Se habla de identificar más de 500 proyectos prioritarios y una movilización financiera total que, según estimaciones, podría rondar los cien mil millones si se suman todas las partidas de inversión, reforzando la idea de un gasto que, aunque en clave de defensa, se enfoca más en la seguridad integral.

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Foto de archivo de la Brigada Guadarrama XII. EJÉRCITO ESPAÑOL
Foto de archivo de la Brigada Guadarrama XII. EJÉRCITO ESPAÑOL

CONFIGURACIÓN DE UN MAPA DE LA DEFENSA EUROPEA RÁPIDA

La ambición del «Schengen Militar» se materializa en el terreno a través del concepto de Corredores Prioritarios. La estrategia no busca adaptar cada kilómetro de carretera o vía férrea, sino concentrar los esfuerzos en aquellas rutas de la RTE-T que son estratégicas para la defensa europea. El mapa de la defensa rápida se enfoca, lógicamente, en facilitar el despliegue de fuerzas hacia las zonas más vulnerables.

Esto se traduce en un intenso foco en los Corredores Este-Oeste, que atraviesan la Europa Central, especialmente Alemania, Polonia y los países Bálticos, puntos neurálgicos para el apoyo al flanco oriental y a la OTAN. De igual importancia son los Corredores Norte-Sur, que deben asegurar una conexión fluida desde los grandes puertos del Mar del Norte y Báltico hasta el Mediterráneo. Incluso zonas de la retaguardia de Europa Occidental, como la Península Ibérica, deben asegurar sus conexiones transfronterizas para garantizar el movimiento rápido de recursos hacia el este, actuando como un centro logístico fiable.

En esencia, el «Schengen Militar» es la respuesta de la Unión Europea a la cruda realidad de que la velocidad es un factor determinante en la disuasión y la defensa. La meta es crear una zona de movilidad militar eficiente y resistente, garantizando que, en el momento de la verdad, las fuerzas puedan estar «en el sitio adecuado en el momento adecuado», transformando la potencial lentitud burocrática y logística en una ventaja estratégica.

Sistema EIMOS los morteros que cargan una munición de 80mm que acaba de adquirir el Ejército Español (Fuente: Agencias)
Sistema EIMOS los morteros que cargan una munición de 80mm que acaba de adquirir el Ejército Español (Fuente: Agencias)
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