Alberto Sanagustín (61), medicina familiar: «Si tomas Ibuprofeno a diario a partir de los 60…»

El ibuprofeno es una solución rápida a la que acudimos cuando tenemos cualquier dolor, pero los expertos aseguran es consumirlo casi a diario o muy de seguido puede traer consigo consecuencias graves para el cuerpo.

El ibuprofeno es un analgésico que muchos tienen en casa como si fuera una solución rápida y casi inofensiva para cualquier molestia, pues con el paso del tiempo, su uso se ha normalizado hasta el punto de que no pocas personas lo toman a diario sin detenerse a pensar en las consecuencias, especialmente a partir de los 60 años, cuando el organismo empieza a requerir otro tipo de cuidados. El doctor Alberto Sanagustín, con décadas de experiencia en medicina familiar, insiste en que lo cotidiano no siempre es sinónimo de seguro y que el ibuprofeno no está exento de riesgos.

Además, el ibuprofeno tiene un mecanismo de acción que puede parecer sencillo pero que, al analizarse con detenimiento, revela un equilibrio delicado. Al bloquear las prostaglandinas para aliviar el dolor y la inflamación, también interfiere en las funciones naturales de protección del cuerpo, sobre todo en órganos que con la edad necesitan mayor vigilancia. Por eso el propio Sanagustín insiste en mirar más allá del alivio inmediato y entender que, a largo plazo, este fármaco puede dejar una huella que no siempre se percibe a tiempo.

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Riesgos para el riñón, el estómago y el corazón

“Puede afectar riñón, estómago y corazón”. Fuente: Freepik

El doctor Sanagustín detalla que uno de los daños más preocupantes del ibuprofeno a largo plazo es el que afecta al riñón. El uso continuado puede provocar una reducción del flujo sanguíneo renal, lo que con el tiempo deriva en un daño crónico difícil de revertir. En personas mayores, este riesgo aumenta porque el riñón ya trabaja con menos margen de compensación. A esto se suman las úlceras gástricas, que aparecen cuando desaparece la capa protectora que las prostaglandinas generan de forma natural en el estómago.

Pero no es el único peligro, pues el ibuprofeno también puede alterar el equilibrio cardiovascular, elevando la presión arterial y favoreciendo episodios de insuficiencia cardíaca en personas predispuestas. Aunque durante años se consideró un fármaco “seguro”, la evidencia apunta cada vez más a que su uso diario puede convertirse en un factor de riesgo silencioso, sobre todo en quienes superan los 60 y combinan el medicamento con otras patologías o tratamientos.

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