El TDAH es un tema que cada vez despierta más interés entre familias y educadores, sobre todo porque muchas dudas aparecen antes incluso de que exista un diagnóstico. Es habitual que un niño pequeño tenga días en los que no se concentra, se levanta constantemente o parece olvidar todo lo que le dicen. Sin embargo, no siempre está claro cuándo estas conductas son parte del desarrollo normal y cuándo pueden ser señales tempranas de TDAH, un trastorno que en España afecta entre el 5% y el 7% de la población infantil. Ese matiz, la frontera entre lo habitual y lo que requiere atención, es lo que hace tan importante hablar de estrategias tempranas.
Entender el TDAH desde la primera infancia ayuda a las familias a tomar decisiones con más calma y menos incertidumbre. Aunque los niños sin el trastorno suelen ir mejorando estas conductas a medida que crecen, quienes sí tienen TDAH necesitan apoyo y herramientas específicas para evitar que sus síntomas afecten su rendimiento escolar, su autoestima o su relación con los demás. Por eso se insiste tanto en actuar pronto, y en ese caso podrías utilizar algunas estrategias que te explicamos a continuación.
2Lectura activa como herramienta de atención
La lectura puede ser un desafío para muchos niños, especialmente para quienes presentan síntomas de TDAH y encuentran difícil mantener la atención durante largos periodos. La propuesta de la lectura activa introduce movimiento y juego dentro del propio proceso lector. Permitir que los niños imiten con gestos o pequeños movimientos las acciones del cuento no solo hace la actividad más atractiva, sino que fortalece la atención auditiva, uno de los puntos más sensibles en este trastorno.
Esta forma de leer convierte el momento en una experiencia más viva y menos rígida, lo que resulta especialmente útil cuando el niño se distrae con facilidad. La lectura activa les da un rol más participativo y les permite canalizar su energía de manera positiva. En el entorno escolar, este enfoque también ayuda a que los docentes mantengan un grupo más cohesionado y atento, incluso en edades en las que la inquietud es la norma.





