El universo siempre ha sido esa pregunta abierta que ningún ser humano ha conseguido cerrar del todo, un territorio inmenso que nos supera y que, aun así, nos acompaña en cada paso aunque no lo notemos. Vivimos nuestra vida en pequeños gestos, en relojes que avanzan despacio, mientras el universo sigue su ritmo silencioso, expandiéndose, transformándose, alejando galaxias y reescribiendo su futuro sin pedir permiso. Y en medio de esa danza que ocurre a una escala difícil de imaginar, los científicos tratan de descifrar cómo podría terminar todo algún día, ya sea con un susurro helado o con un estallido final que deshaga hasta lo más íntimo de la materia.
También hay algo profundamente humano en preguntarse qué pasará cuando el universo llegue a su límite, porque pensar en ese final es, de algún modo, pensar en nosotros mismos. La energía oscura, la materia oscura, la expansión acelerada, todo eso que suena lejano y abstracto se convierte en pistas, piedras pequeñas en un camino enorme que intenta mostrar hacia dónde se dirige el cosmos. En ese escenario lleno de hipótesis conviven teorías que explican desenlaces muy distintos y que, sin embargo, comparten esa inquietud de intentar comprender hasta dónde nos lleva este viaje cósmico.
3Un universo que retrocede hacia sí mismo
El último escenario del que habla Alba Moreno es el Big Crunch, un final que imagina que el universo podría dejar de expandirse algún día. Si eso pasara y la expansión se frenara hasta invertirse, la gravedad se convertiría en la fuerza dominante y todo lo que se aleja ahora empezaría a regresar. Sería un movimiento lento al principio, casi imperceptible, pero que con el tiempo llevaría a una concentración enorme de energía y materia.
En ese camino de regreso las temperaturas subirían de forma brutal, las fuerzas fundamentales se enfrentarían a presiones extremas y el cosmos entero se iría plegando sobre sí mismo hasta alcanzar un punto de densidad inimaginable. Ese cierre dramático supondría el final de el universo, pero también abre una pregunta fascinante, casi poética, que algunos científicos se atreven a plantear: ¿y si de ese colapso naciera un nuevo comienzo, otro ciclo cósmico que volviera a expandirse hacia un futuro completamente distinto?






