La deshidratación se ha convertido en una de esas amenazas silenciosas que pasan desapercibidas hasta que el cuerpo empieza a enviar señales más contundentes. Aunque solemos relacionarla con días de calor extremo o con esfuerzos físicos intensos, la realidad es que la deshidratación puede aparecer en cualquier momento y afectar a funciones tan básicas como la energía diaria, la claridad mental o incluso el equilibrio hormonal. La nutricionista Isabel Viña insiste en que, más allá de la sed, el organismo nos va avisando con pequeñas pistas que conviene escuchar antes de que el problema avance.
Y es que la deshidratación, a pesar de su aparente sencillez, tiene un impacto mucho más profundo del que imaginamos. El cuerpo humano depende del agua para regular la temperatura, lubricar articulaciones, transportar nutrientes y mantener estables los procesos internos. Cuando ese equilibrio se pierde, todo se vuelve más cuesta arriba, y por eso aumenta la fatiga, se ralentizan las digestiones, disminuye la concentración y se dispara el riesgo de problemas renales. Por eso, la experta recuerda la importancia de prestar atención a algo tan básico como beber suficiente agua a lo largo del día.
3La deshidratación y su vínculo con el cortisol y el estrés
Uno de los puntos más llamativos del análisis de Viña es la relación entre la deshidratación y el cortisol, la conocida hormona del estrés. Muchas personas se preocupan por mantener el equilibrio hormonal, controlar la ansiedad o evitar el estrés crónico, pero pocas saben que algo tan simple como no beber suficiente agua puede elevar el cortisol sin que haya un detonante emocional. Según la nutricionista, la deshidratación es una de las causas reversibles más comunes de este aumento, aunque a menudo pasa desapercibida.
Esto significa que, en ocasiones, parte del cansancio, la dificultad para concentrarse o incluso esa sensación de estar al límite no tiene tanto que ver con lo emocional como con un ligero déficit de agua en el cuerpo. Mantener una buena hidratación ayuda a regular la respuesta del cortisol y a hacer que el organismo gestione mejor las tensiones del día a día. Un gesto tan sencillo como beber agua con regularidad puede ser una pieza clave para sentirnos más estables física y mentalmente, sin necesidad de grandes cambios en la rutina.






