Carlos Gómez (41), economista: “Los precios suben en España silenciosamente, pero con este método podrás ahorrar sin importar que la inflación aceche los bolsillos”

El coste de la vida en España es una situación de debate constante en redes sociales, donde miles de usuarios hacen comparaciones y ofrecen consejos de cómo sobrevivir a la inflación. Tal es el caso del economista Carlos Gómez, quien ha reaccionado a la reciente publicación de una cuenta en la plataforma X que presume que en Alemania los huevos están al mismo precio de siempre, en vista de las denuncias públicas hacia varios supermercados españoles.

El experto en economía afirma que «los aumentos progresivos de precios son tan silenciosos y sin descanso, que psicológicamente ya estamos predispuestos a pagar de más sin darnos cuenta». Además, Gómez ha compartido un método eficaz, con el que podrás ahorrar sin importar que la inflación se encuentre al acecho de los bolsillos en España.

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CUANDO EL AUMENTO SILENCIOSO SE VUELVE COSTUMBRE

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Por su parte, el economista Carlos Gómez ha compartido desde sus redes sociales el efecto psicológico que ha traído la inflación en el país. Según el experto, cuando un precio alto se incrementa de forma progresiva y silenciosa «tu cerebro acepta sin cuestionarlo y lo toma como parte de la rutina«. El economista Gómez asegura que lo mismo sucede con la subida de precios del pasaje público o de los alquileres: «al inicio la noticia sorprende, luego ocurre la indignación y como nadie hace nada ni reclama, simplemente se vuelve costumbre».

Por ejemplo, cuando antes pagabas 4 euros por un desayuno, pero ya es normal que por Madrid supere los 10 euros, no luchas, simplemente aceptas «porque son otros tiempos y la situación afecta a todos», añade Moreno, que explica además que la inflación y las subidas de precio guardan un riesgo que acecha los bolsillos porque «diluye la realidad del verdadero coste de la vida, por eso las personas no saben dónde se va todo el sueldo cada mes». Por eso Moreno considera clave hacer una reflexión sobre los gastos diarios, pero no desde la culpa, sino desde la realidad y el control sobre nuestros impulsos.

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