Martín Prieto, doctor, sobre la abstinencia al vapeo: «Es uno de los dolores más terribles del ser humano»

Un experto nos habla del vapeo y de cómo resulta el dejarlo, afirmando que puede provocar “uno de los dolores más terribles del ser humano”. Conoce todo sobre la dependencia silenciosa que va ligada con esto.

El vapeo se ha convertido en una práctica habitual entre jóvenes y adultos que buscan alternativas al cigarrillo tradicional, aunque todavía se desconoce con claridad qué consecuencias reales puede tener a medio y largo plazo. Muchos lo ven como un gesto más limpio, moderno y aparentemente menos dañino, pero los especialistas recuerdan que la nicotina sigue siendo un componente central y que la dependencia que genera puede ser incluso mayor debido a la frecuencia con la que se utiliza.

El vapeo también se ha consolidado como una puerta de entrada para quienes nunca habían fumado y sienten curiosidad por el ritual social del vapor, una tendencia que preocupa porque normaliza un hábito que no es inocuo. La ausencia de datos concluyentes no significa ausencia de riesgo y es ahí donde los expertos insisten en mantener la cautela, especialmente cuando el consumo se convierte en rutina diaria.

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La adicción que no se ve pero se siente

“Una adicción silenciosa”. Fuente: Freepik

El vapeo funciona calentando un líquido que contiene nicotina y, aunque no quema tabaco, eso no reduce la capacidad adictiva del producto. Al contrario, muchos usuarios reconocen que vapean con más frecuencia que la que antes dedicaban al cigarrillo porque el dispositivo es más accesible, más discreto y socialmente mejor aceptado, lo que favorece que la dependencia crezca casi sin que el consumidor se dé cuenta.

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Lo que también preocupa a los especialistas es la composición del vapor que se inhala, ya que además de nicotina arrastra sustancias como diacetilo, saborizantes químicos y metales pesados que pueden depositarse en los pulmones. A falta de estudios sólidos que determinen el alcance exacto del daño, lo que sí se sabe es que no es un hábito inocuo y que su aparente “inofensividad” está llevando a muchos a una relación más intensa con la nicotina de la que tenían antes.

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