El riesgo cardiovascular vuelve a ponerse en el centro del debate, esta vez con una afirmación que desmonta décadas de miedo colectivo alrededor de un alimento cotidiano. En un reciente video, el Dr. Carlos Jaramillo, reconocido por su trabajo en medicina funcional, explica con un tono directo y muy pedagógico que consumir tres o cuatro huevos al día no incrementa el riesgo cardiovascular en personas sanas. Su mensaje, filmado sin prisas y acompañado de gráficos sencillos, busca romper con ideas que se han repetido durante generaciones sin un sustento científico sólido.
En ese video, el riesgo cardiovascular aparece no como una consecuencia del huevo, sino como el resultado de hábitos mucho más profundos y dañinos. El doctor se toma su tiempo para explicar que el miedo al colesterol del huevo fue alimentado por intereses económicos hace más de siete décadas, una campaña que colocó a este alimento en el lugar equivocado. Su intervención, muy cercana en su forma de hablar a cámara, insiste en que es momento de corregir esa narrativa y entender lo que realmente daña al corazón.
2Lo que realmente aumenta el riesgo cardiovascular
El video dedica un buen tramo a hablar de lo que sí eleva el riesgo cardiovascular, y aquí el doctor es particularmente enfático. Explica que los verdaderos detonantes del problema no son los huevos, sino la inflamación crónica generada por el consumo excesivo de azúcar, harinas refinadas y alimentos ultraprocesados. Con un lenguaje claro y sin alarmismos, detalla cómo estos productos alteran la función metabólica, elevan marcadores inflamatorios y terminan comprometiendo la salud del corazón de manera silenciosa pero sostenida.
Mientras desarrolla esta idea, el Dr. Jaramillo ofrece ejemplos cotidianos que cualquiera puede reconocer, como los desayunos cargados de pan blanco, las bebidas azucaradas o los snacks industriales que se consumen casi sin pensar. Esa comparación constante entre lo que se teme y lo que realmente daña ayuda a que el espectador entienda por qué el huevo ha sido injustamente señalado mientras otros hábitos mucho más nocivos pasan desapercibidos.





