»En el marco actual de las excelentes relaciones bilaterales entre España y Marruecos, ambos Gobiernos han decidido la celebración de la XIII Reunión de Alto Nivel para el próximo 4 de diciembre en Madrid, precedida de un encuentro empresarial, entre ambos países, el 3 de diciembre en la capital española», así comienza la nota informativa que desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, cartera que dirige Manuel Albares, hombre de confianza de Marruecos y Francia.
Una forma curiosa de nombrar a las reuniones de entre ambos países, mas cuando desde la prensa afín al Gobierno de España y desde los diversos lobbies marroquíes que actúan en nuestro país anuncian una nueva presión del Reino alauita contra España. Esa presión no es otra que la cesión de aguas territoriales de Canarias a Marruecos. Unas cesiones que desde la prensa del país africano y desde el propio lobby presuntamente «se van hacer», según están filtrando a los medios españoles desde estas posiciones pro marroquíes.
De momento desde el Gobierno y el entorno socialista no se han pronunciado sobre el asunto, algo que es normal en lo que se refiere a las polémicas relaciones que el presidente de España, Pedro Sánchez, mantiene con Marruecos. Por su parte, tampoco el PP ha reconocido nada en este aspecto y de momento se mantiene a la espera en esta asunto tan delicado que afectaría a la soberanía española y también a la obtención de recursos naturales para nuestro país. La XIII Reunión de Alto Nivel marcará la realidad sobre el asunto.

EL MONTE TROPIC
En esta tesitura hay que contar que en el Atlántico, a pocos cientos de kilómetros al suroeste de las Islas Canarias, es el escenario de una intensa disputa diplomática y técnica entre España y Marruecos. El objeto de este pulso geopolítico no es otro que el Monte Tropic, un volcán submarino inactivo que se ha revelado como uno de los mayores depósitos de minerales críticos del planeta, un auténtico tesoro estratégico cuya posesión determinará la ventaja tecnológica y energética en el siglo XXI.
La principal exigencia de Rabat es clara: reclamar la soberanía o, en su defecto, el control sobre esta crucial área marítima. Esta ambición se ha traducido en la aprobación de legislación interna marroquí que extiende unilateralmente sus límites marítimos, solapándose con las zonas que España considera propias. Marruecos justifica esta audaz delimitación por su proximidad a la costa del Sáhara Occidental, un argumento que, sin embargo, carece del aval y el reconocimiento de la comunidad internacional y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de momento, a expensa del dinero marroquí y que comience a correr por los pasillos de la ONU, según remarcan varios expertos en jurisprudencia internacional.
El trasfondo de esta confrontación es estrictamente económico y estratégico. El Monte Tropic no es un accidente geográfico cualquiera; sus profundidades albergan ingentes cantidades de minerales críticos y tierras raras, indispensables para la fabricación de tecnologías verdes y la industria de vanguardia. Hablamos de elementos como el telurio, el cobalto y el níquel, pilares para la producción de baterías de iones de litio en vehículos eléctricos, paneles solares de alta eficiencia y sofisticados dispositivos electrónicos.

YACIMIENTO SIN PRECEDENTES
La riqueza de este yacimiento es excepcional. Los geólogos han confirmado que las costras de ferromanganeso que recubren el antiguo cono volcánico contienen concentraciones récord de metales de alto valor. El telurio, por ejemplo, esencial para los paneles solares de capa fina, se encuentra en lo que se estima es uno de los mayores depósitos conocidos a nivel global, con tasas que superan las 130 toneladas por kilómetro cuadrado.
De igual trascendencia son las reservas de cobalto, un componente fundamental para las baterías de alta capacidad. Las concentraciones de cobalto en Tropic pueden ser hasta 290 veces superiores a las que se encuentran en la corteza continental media. A estos se suman el níquel, también vital para las baterías, y las tierras raras, un grupo de 17 elementos (entre ellos el Itrio) que son la base de imanes permanentes, pantallas y turbinas eólicas. Incluso el platino, utilizado en catalizadores, se encuentra con concentraciones hasta 365 veces superiores a la media. Esta dotación convierte al monte en un objetivo prioritario para cualquier potencia que busque asegurar su autonomía en la cadena de suministro tecnológico.
BLOQUEO DE LA ONU Y PROPUESTA DE COGESTIÓN
La respuesta de España a la ofensiva marroquí no se hizo esperar. Madrid presentó en 2014 su propia solicitud ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) de la ONU para extender su plataforma continental y así incluir la zona del Tropic, basándose en el argumento de que el monte constituye una prolongación natural y sumergida del Archipiélago Canario.
Sin embargo, el proceso técnico en Naciones Unidas se encuentra actualmente en un punto muerto, un bloqueo diplomático provocado precisamente por el solapamiento de las peticiones de ambos países. El Derecho del Mar exige que la CLPC solo puede emitir recomendaciones o validar extensiones cuando los Estados con intereses contrapuestos, como España y Marruecos, alcanzan un acuerdo previo de delimitación o demuestran que sus posiciones son compatibles. Mientras esa armonía no se materialice, la decisión de la ONU permanece en pausa.

Es imperativo destacar que, desde el punto de vista del Derecho Marítimo Internacional, el Monte Tropic no pertenece actualmente a ningún Estado. Se halla fuera de las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE) reconocidas tanto de España como de Marruecos. Para su explotación futura, en caso de no resolverse la disputa territorial, sería necesaria la autorización expresa de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA) de la ONU, el organismo encargado de gestionar los recursos de la «Zona» internacional.
Consciente de este impasse, Marruecos ha puesto sobre la mesa la vía de la cooperación, proponiendo explícitamente a España la creación de una Zona de Desarrollo Conjunto (ZDC). Este mecanismo, contemplado en el artículo 83.3 de la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar, permitiría a ambos países gestionar y explotar conjuntamente los recursos del monte, evitando una escalada en la disputa.
La postura española, a priori, se mantiene firme en la defensa de su tesis sobre la prolongación canaria del monte, si bien la compleja realidad de las solicitudes solapadas empuja inevitablemente a la vía negociadora. El futuro del Monte Tropic, ese yacimiento de metales que vale su peso en tecnología, no se decidirá en las profundidades del Atlántico, sino en los despachos de Rabat y Madrid, obligados a encontrar un acuerdo bilateral que ponga fin a la incertidumbre sobre la soberanía de uno de los recursos más valiosos del siglo. Mañana jueves veremos por donde sale el sol y las capacidades del Gobierno de no ceder ante Marruecos.






