Según la ciencia, estos son los 3 meses en los que nacen, de media, los niños con mejores resultados cognitivos

¿Influye el mes en el que nacemos en cómo pensamos de adultos? Varios estudios señalan que los niños que llegan al mundo en octubre, noviembre y diciembre obtienen, de media, mejores resultados en pruebas de memoria, atención y razonamiento.

Los meses en los que se concentra el nacimiento de un curso escolar pueden marcar pequeñas diferencias en el desarrollo cognitivo de los niños. Las investigaciones analizan sobre todo la edad relativa dentro de la misma clase, es decir, no es lo mismo cumplir años en octubre que en enero cuando todos comparten aula. Esa ventaja inicial de madurez se traduce, a veces, en más confianza, mejores notas y oportunidades educativas.

En el caso de octubre, noviembre y diciembre, muchos niños son de los mayores de su año, lo que les da un ligero adelanto en habilidades como la atención sostenida o el control de impulsos. A esa circunstancia se suman factores sociales y familiares, que pueden reforzar o compensar la diferencia. La ciencia, sin embargo, insiste en que hablamos de tendencias generales y no de un destino cerrado ni de etiquetas.

CÓMO SE HICIERON ESTOS ESTUDIOS

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Los trabajos que suelen citarse no miran solo las notas del colegio, sino también pruebas estandarizadas de memoria, lenguaje y razonamiento aplicadas a miles de niños. Los investigadores cruzan esos resultados con el mes y el año de nacimiento y con datos sobre salud, peso al nacer o nivel educativo de los padres. Así detectan patrones sutiles, pero repetidos, que apuntan a una ligera ventaja para quienes nacen al final del año.

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En algunos estudios se han seguido incluso trayectorias completas, desde la educación infantil hasta la universidad, para comprobar si esa ventaja se mantiene. Lo que se observa es una pequeña diferencia media, no un salto enorme entre unos niños y otros. La mayoría de los expertos recalca que influyen más las oportunidades educativas y el apoyo en casa que la fecha concreta en la que aparece un bebé en la familia.

POR QUÉ LOS MESES DE NACIMIENTO IMPORTAN

Cuando se analiza un grupo grande de alumnos, los meses del último trimestre concentran a muchos niños que, en su curso, son algo más maduros que la media. Esto significa que han tenido más tiempo para desarrollar el lenguaje, la memoria de trabajo y ciertas habilidades sociales antes de empezar primaria. Ese pequeño adelanto puede traducirse en sentirse más capaces en clase y atreverse con tareas un poco más complejas.

Además, la edad influye en cómo interpretan los profesores el comportamiento de cada niño, sobre todo en los primeros cursos. Un alumno más inmaduro puede parecer distraído o inquieto, cuando en realidad solo está un poco menos desarrollado que sus compañeros. En cambio, quien llega algo más preparado suele recibir más refuerzos positivos, se ofrece voluntario más a menudo y termina acumulando experiencias de éxito que fortalecen su autoconfianza.

EL EFECTO DE SER DE LOS MAYORES DE LA CLASE

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En muchos sistemas educativos, el corte por meses para entrar en un curso hace que unos niños siempre sean de los mayores y otros, de los pequeños del aula. Quienes pertenecen al grupo más maduro suelen afrontar antes determinadas tareas cognitivas y recibir más responsabilidades. Eso les entrena en organización, planificación y resolución de problemas, habilidades muy valoradas en los test cognitivos que se utilizan para medir rendimiento académico y potencial.

En el caso de octubre, noviembre y diciembre, muchos niños se encuentran en ese grupo ventajoso, aunque siempre con variaciones según el país y la fecha oficial de corte del curso escolar. La consecuencia suele ser una mayor seguridad para participar en clase y para pedir ayuda cuando no entienden algo. Esa actitud activa termina marcando diferencias, pequeñas pero visibles, en cómo se enfrentan a los exámenes y a los retos diarios.

QUÉ VENTAJAS COGNITIVAS SE HAN OBSERVADO

Cuando se comparan medias, los niños nacidos en el último trimestre del año destacan ligeramente en tareas de memoria de trabajo, comprensión lectora y razonamiento lógico. No es que sean genios por el simple hecho de nacer en otoño, sino que su desarrollo encaja mejor con lo que se les exige en el aula. Esa sintonía se nota en cómo siguen las explicaciones, resuelven problemas y mantienen la atención durante más tiempo.

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Algunos trabajos señalan también una ligera ventaja en habilidades visoespaciales, aunque aquí las diferencias entre meses son todavía más pequeñas. En cualquier caso, hablamos siempre de promedios y no de predicciones individuales, por lo que no tiene sentido comparar hermanos o compañeros solo por su fecha de nacimiento. Lo razonable es usar esta información para comprender mejor el ritmo de cada niño y ajustar las expectativas de forma realista.

FACTORES FAMILIARES Y DEL ENTORNO

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Los científicos insisten en que el hogar y el entorno pesan mucho más que unos cuantos meses de diferencia en la fecha de nacimiento. La calidad de la nutrición, el tiempo que se dedica a hablar y leer con los niños o la estabilidad emocional en casa influyen directamente en su desarrollo cognitivo. Un ambiente estimulante puede compensar sobradamente cualquier pequeña desventaja inicial y potenciar al máximo las capacidades de cada persona.

También importa mucho cómo reaccionan las familias y las escuelas a las primeras dificultades. Si un niño va un poco por detrás en lectura o en cálculo y se le etiqueta pronto como torpe, es más probable que pierda motivación. En cambio, si se interpreta esa diferencia como algo normal en el desarrollo, se le acompaña con paciencia y se adaptan las actividades, puede recuperar terreno sin arrastrar inseguridades innecesarias.

LO QUE PUEDES HACER COMO MADRE O PADRE

Si tu hijo nació en octubre, noviembre o diciembre, estos datos pueden servirte para entender por qué a veces parece ir algo más suelto que otros compañeros. No conviene convertir los meses de nacimiento en una medalla ni en una excusa, pero sí usarlos como contexto. Lo esencial es ofrecerle retos ajustados a su nivel, animarle a explorar y reforzar el esfuerzo más que el resultado puntual.

Si, por el contrario, tu hijo nació en otro momento del año, no hay motivo para preocuparse ni para compararle sin parar con quienes cumplen en el último trimestre. Cada criatura madura a un ritmo y en unos tiempos que no siempre encajan con los meses del calendario escolar. Tu papel consiste en observarle, ofrecerle apoyo constante y celebrar sus avances, por pequeños que parezcan en cada etapa.

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