La semana pasada este mismo medio advirtió que desde el Partido Popular (PP) se iba a intensificar el acoso al Gobierno de Pedro Sánchez. Pero la táctica empleada desde la bancada popular no se fijaría solo en la corrupción y la inestabilidad del Ejecutivo socialista, si no también en los socios que sostienen a Sánchez a pesar de la corrupción manifiesta entre sus más allegados colaboradores.
En referencia a esto, desde el PP han puesto el punto de mira especialmente en la izquierda del PSOE, especialmente en Sumar, y en menor medida, Podemos. A los que intenta relacionar con la corrupción socialista, acusándolos de sostener un Gobierno «manchado por la corrupción, la cocaína y la prostitución. Recordando, que según ellos, vinieron para «regenerar la política» y se han posicionado al lado de los corruptos.
Una estrategia que para Alberto Núñez Feijóo puede tener un punto culminante si la Audiencia Nacional acusará al PSOE de financiación ilegal, un hecho que llevaría al líder de los populares a presentar una moción de censura que pusiera en apuros a los socios de Sánchez. Que se verían forzados en dejar caer al actual presidente o mantener a un partido acusado de financiación ilegal. De momento, y relacionado con esto, solo ERC por medio de Gabriel Rufián han declarado que dejarían caer a Sánchez.
GAMARRA ENTRA EN ACCIÓN
La vicesecretaria de Regeneración Institucional del Partido Popular, Cuca Gamarra, lanzó una dura andanada contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tildándolo de figura «tóxica» cuyo desgaste político afecta irremediablemente a todos sus socios. En una intervención en el programa Las Mañanas de RNE, la dirigente popular no solo exigió responsabilidades por los recientes escándalos de corrupción que asedian al entorno socialista, sino que también cuestionó la capacidad y la honestidad del propio Sánchez.
Gamarra denunció que el presidente está «tomando por tontos» a los ciudadanos españoles al intentar desvincularse de la trama de corrupción que afecta a su exministro y exsecretario de Organización, José Luis Ábalos. «Pedro Sánchez en ese coche rodó muchos kilómetros rodeado de mucha corrupción,» afirmó taxativamente, rechazando la narrativa de que Ábalos fuera un «desconocido en lo personal.» La vicesecretaria subrayó que es inconcebible que el presidente no estuviera al tanto de las actividades de alguien con quien pasó «meses viajando mañana, tarde y noche.» En su opinión, la realidad es que «Sánchez lo sabía todo y lo ha estado tapando desde hace mucho tiempo.«
La crítica se intensificó al recordar la situación parlamentaria. Gamarra consideró un motivo de «rubor» para España tener a un diputado durmiendo en la cárcel, señalando directamente a Sánchez por facilitar el acta a un hombre al que previamente había cesado como ministro de Fomento y secretario de Organización. La lectura del PP es clara: «Lo cesó, pero lo mantuvo para mantenerlo callado.»
Para la popular, resulta inaceptable que Sánchez califique a Ábalos como un «desconocido» cuando fue, precisamente, la pieza clave que «organizó todo para que Sánchez llegara hasta la Moncloa y hasta la Secretaría de Organización del PSOE una vez que le echan.» Gamarra se mostró convencida de que, en 2021, «cuando Sánchez cesa a Ábalos, sabía perfectamente lo que había ocurrido,» y que su supuesta falta de conocimiento es una burla a la inteligencia colectiva.
CAPACIDAD DE SELECCIÓN E PERSONAL DE SÁNCHEZ
La falta de discernimiento en la elección de su equipo fue otro de los puntos de ataque. Gamarra ironizó sobre la «capacidad para la selección de personal» del presidente, sentenciando: «Se te puede colar uno, pero no todos.» La lista de ceses y polémicas, según el PP, es ya demasiado larga: «A Sánchez primero se le coló Ábalos, luego Cerdán, y luego Salazar, que da asco cómo se dirigía a las mujeres.» La dirigente popular trazó una conexión directa con los orígenes del sanchismo: «Los que comenzaron la ruta montados en un Peugeot eran cuatro, y de los cuatro, dos están en la cárcel y uno acaba de salir y tiene que pasar cada quince días por un cuartel de la Guardia Civil.
Esta ola de escándalos, argumentó Gamarra, está íntimamente ligada a la «indigencia parlamentaria» del Ejecutivo. La líder del PP recordó que hoy mismo «Sánchez ha hecho el ridículo» después de que Míriam Nogueras, de Junts, le negara cualquier apoyo futuro, un episodio que ejemplifica la extrema debilidad del Gobierno. Esta situación «le impide poder desarrollar las políticas que necesitan los españoles y le impide gobernar y aprobar los presupuestos.» En cualquier democracia europea, según Gamarra, este escenario de inestabilidad y corrupción llevaría de inmediato a la disolución de las cámaras y a la convocatoria de elecciones.
Gamarra sentenció que el único objetivo de Sánchez es «permanecer en la Moncloa,» una obsesión que ha mantenido «valiéndose de todos los instrumentos del Estado para su defensa en todos los procedimientos judiciales,» a pesar de «saber ya en aquel momento qué nivel de corrupción le asediaba y acorralaba.» Concluyó que «hay muchos motivos para que Sánchez salga de la Moncloa» ya que «la corrupción le asedia y España merece un Gobierno decente.» Subrayó que «el Gobierno, el PSOE y el entorno familiar del presidente están investigados,» encontrando en ello un «nexo común.»
Frente a esta coyuntura, el Partido Popular, insistió Gamarra, se mantiene firme en «construir una alternativa pensada en los españoles,» centrada en propuestas concretas como el apoyo a los autónomos, una política de vivienda robusta y el impulso de una política de Estado que afronte con seriedad el reto de la inmigración.
RESPUESTA SOCIALISTA
Por otro lado, fuentes del PSOE y miembros del Gabinete han calificado los señalamientos de Gamarra como «circo» y una maniobra de distracción orquestada por la oposición, especialmente en el contexto de las investigaciones que rodean a ex altos cargos del partido. La estrategia es clara: reducir la magnitud de la crisis. El propio Pedro Sánchez, en sesiones de control parlamentario recientes, ha llegado a catalogar la trama de corrupción que envuelve a sus exsecretarios de Organización, como José Luis Ábalos y Santos Cerdán, simplemente como una «anécdota.»
Esta minimización ha sido el principal eje de la réplica socialista. Ante la insistencia de Gamarra de que Sánchez «lo sabía todo y lo ha estado tapando,» el Gobierno ha preferido desviar el foco, acusando al PP de ser una «enciclopedia de corrupción» y de practicar una política destructiva basada en el fango. Ministros socialistas y portavoces del partido han respondido a las denuncias sobre el uso de recursos públicos y la presunta financiación ilegal con un firme «y tú más,» recordando el historial judicial del Partido Popular.
El PSOE también ha utilizado la defensa institucional, argumentando que la Justicia y las instancias internas están actuando. Sin embargo, estas afirmaciones contrastan con la realidad parlamentaria, donde la tensión es máxima. El Partido Socialista ha acusado al PP de instrumentalizar órganos como el Senado para montar un «circo» político, evidenciando que el debate se ha trasladado completamente al terreno de la confrontación partidista y el desgaste mutuo.
Un punto crucial de la respuesta del Gobierno es la insistencia en que la corrupción es un fenómeno individual y no estructural, buscando desvincular al presidente de cualquier conocimiento o responsabilidad directa sobre los actos de sus colaboradores. Esta posición choca frontalmente con la tesis de Gamarra, que señala un «nexo común» que une las investigaciones que afectan al Gobierno, al PSOE y al entorno familiar del presidente.
Respecto a la «indigencia parlamentaria» denunciada por la vicesecretaria, el Gobierno se ha defendido subrayando que, a pesar de las dificultades y la falta de una mayoría absoluta, la acción legislativa continúa y se priorizan las políticas sociales. No obstante, la dificultad para sacar adelante presupuestos y votaciones clave es un hecho innegable que alimenta la narrativa de ingobernabilidad planteada por el Partido Popular.
