Adelgazar se ha convertido en una meta tan presente en la vida cotidiana que, a veces, parece resumirse en una simple ecuación de comer menos y moverse más. Sin embargo, quienes trabajan con pacientes cada día saben que esa fórmula no siempre funciona y que, en muchos casos, puede incluso volverse en contra. Así lo explica la endocrinóloga Laura Bartolomé, que lleva años analizando por qué tantas personas intentan adelgazar sin lograr resultados sostenibles.
En una conversación que invita a cuestionar muchos mitos habituales, Bartolomé insiste en que la obesidad debe entenderse como una enfermedad crónica que requiere un abordaje médico completo, no como un problema de voluntad. Más del 50% de la población adulta en España vive con exceso de peso, y la especialista recuerda que restringir calorías de manera drástica no siempre ayuda a adelgazar, porque el cuerpo activa lo que denomina “modo ahorro”, un mecanismo de defensa que ralentiza el metabolismo y dificulta la pérdida de grasa.
1Comer poco no siempre ayuda
La endocrinóloga desmonta la idea de que basta con comer muy poco para que el cuerpo empiece a perder peso. De hecho, advierte que esa conducta activa respuestas biológicas que funcionaron durante miles de años para sobrevivir en épocas de escasez. Al reducir drásticamente la ingesta, el metabolismo se ajusta, gasta menos energía y entra en ese “modo ahorro” que tantos pacientes reconocen sin saber cómo nombrarlo. El resultado es un estancamiento que genera culpa cuando, en realidad, forma parte de un proceso natural del organismo.
Bartolomé explica que la clave está en reorganizar la alimentación sin caer en extremos. Comer de forma regular, atender a la saciedad y mantener una estructura nutricional equilibrada permite a muchas personas volver a perder peso sin que el cuerpo active ese freno interno. Para que adelgazar sea un proceso efectivo, señala, es necesario que los hábitos dietéticos sean sostenibles y compatibles con la vida real, no simples sacrificios imposibles de mantener.






