Los carbohidratos se han convertido en una palabra cargada de prejuicios dentro del deporte de combate, como si fueran un enemigo silencioso que debe desaparecer en cuanto un atleta se acerca al pesaje. Sin embargo, cuando se escucha a un especialista que ha trabajado en primera línea con luchadores de élite, la perspectiva cambia por completo. Los carbohidratos no solo no son el villano, sino que son la pieza que sostiene el rendimiento durante semanas de entrenamiento duro, explosivo y agotador, y su ausencia puede poner en riesgo la salud de un deportista que necesita llegar fuerte al día del combate.
En esa línea, la experiencia de Aritz Adrián, nutricionista de la UFC, desmonta mitos con ejemplos concretos. Habla de un luchador que perdió siete kilos en una semana sin tocar la sauna ni suprimir los carbohidratos, algo que sorprende a quienes imaginan estos recortes de peso como un proceso puramente de sufrimiento físico. Al contrario, plantea que los carbohidratos son una herramienta indispensable para sostener la recuperación, evitar el catabolismo y mantener el cuerpo preparado para los momentos más exigentes.
1Un proceso que va mucho más allá del pesaje
El nutricionista insiste en que la preparación real no comienza en la llamada Fight Week, sino semanas antes, cuando el atleta entrena al máximo nivel y necesita combustible constante. Es en esta etapa donde los carbohidratos adquieren protagonismo, porque permiten que el cuerpo repare el daño muscular, sostenga las cargas de trabajo y mantenga la mente estable, por lo que según explica, quitar los carbohidratos demasiado pronto es sabotear el proceso desde dentro y comprometer el rendimiento que luego se intentará salvar a última hora.
Una vez llega la semana del combate, la estrategia cambia, pero la pérdida de peso aguda no se basa en quitar comida, y mucho menos en suprimir carbohidratos, sino en manipular el agua corporal y el contenido intestinal. La clave está en entender cómo responde el organismo a una carga y descarga de agua, a los ajustes de sal y a las variaciones del volumen digestivo. De esta manera, el atleta puede bajar varios kilos sin entrar en un déficit calórico extremo que le reste explosividad.






