La izquierda nacionalista y regionalista emprende caminos propios ante la crisis del PSOE

La crisis que atraviesa el PSOE a raíz del caso Cerdán ha abierto una nueva fase política en el conjunto del Estado, especialmente visible en las formaciones de izquierda nacionalista y regionalista.

En distintos territorios, estas fuerzas no solo consolidan espacios de autonomía política respecto a los socialistas, sino que empiezan a plantear agendas propias que aspiran a ocupar el vacío que deja un PSOE debilitado y en plena turbulencia. La fragmentación del centroizquierda estatal, combinada con el ascenso de proyectos nacionales alternativos, anticipa reordenamientos profundos en la geometría política territorial.

TERRITORIOS FORALES

Uno de los focos más significativos es Navarra. Diversas encuestas apuntan a que Euskal Herria Bildu podría superar por primera vez al PSN-PSOE, convirtiéndose en la fuerza hegemónica del espacio progresista.

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En este contexto, la coalición abertzale celebró el pasado miércoles un acto político en Pamplona con motivo del Día de Navarra y del Día del Euskera, que sirvió tanto para exhibir músculo como para dibujar su horizonte estratégico.

La portavoz de la coalición en el Parlamento de Navarra, Laura Aznal, y el secretario general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, coincidieron en la necesidad de abrir una nueva fase política, basada en la actualización de la foralidad, el incremento del autogobierno y la participación directa de la ciudadanía en las decisiones estratégicas sobre el futuro de la comunidad, especialmente en su relación con Euskadi.

En referencia al ámbito estatal, Otegi recientemente en el programa ‘La Cafetera’, en España la suma es sencilla: «si la izquierda a la izquierda del PSOE no va unida, probablemente los números no den».

GALICIA

Si hay un partido que ha marcado distancias con el PSOE con mayor claridad en los últimos años, ese es el Bloque Nacionalista Galego (BNG). Tras consolidarse como la principal fuerza de la oposición en el Parlamento gallego y mantener una estrategia coherente y sostenida, los nacionalistas han lanzado ahora una campaña centrada en la galleguización de nombres y apellidos, presentada como un acto de compromiso con el futuro de la lengua.

La iniciativa tiene una dimensión sociolingüística, pero también política: el BNG refuerza así su apuesta por una identidad gallega fuerte y por un proyecto de país que no dependa del vaivén estatal ni de la evolución interna del PSOE. Mientras los socialistas gallegos afrontan su enésima reorganización y carecen de liderazgo definido, el BNG se consolida como referencia estable del progresismo gallego, proyectando una imagen de solvencia y arraigo territorial.

CATALUÑA

Esquerra Republicana de Catalunya continúa su estrategia de reivindicación institucional. En la Comisión de Justicia del Senado, el senador Joan Queralt reclamó recientemente al ministro Félix Bolaños la restitución de las competencias que permiten casar a los jueces y juezas de paz, subrayando el papel histórico que desempeñan en muchos municipios catalanes.

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Joan Queralt Moncloa
Joan Queralt. Foto: TV3.

Aunque pueda parecer un asunto sectorial, encaja en una dinámica más amplia: la recuperación de competencias, el blindaje del autogobierno y la reivindicación de estructuras institucionales propias. Con el PSC centrado en recomponer puentes con el Gobierno central y en evitar desgastes asociados al caso Cerdán, ERC aprovecha para visibilizar las contradicciones del socialismo entre su discurso plurinacional y la práctica del Ejecutivo estatal.

ANDALUCÍA

El espacio andalucista también experimenta un proceso de rearticulación. Este jueves 4 de diciembre, con motivo del Día de la Bandera de Andalucía, el Ateneo Maliciosa de Madrid acogió la presentación del libro La hoz y el olivo (Bellaterra, 2025).

La obra, firmada por el historiador y sociólogo Javier García Fernández, fue presentada junto a Eduardo Sánchez Iglesias, el diputado de Sumar Francisco Sierra y Daniela Monje. El libro propone una relectura del marxismo andaluz surgido en los años sesenta y setenta, y reivindica la conexión entre Blas Infante, la nueva izquierda europea y los movimientos de liberación nacional.

García Fernández plantea recuperar la tradición marxista-andalucista para enfrentar tanto al agotamiento de la izquierda española como al auge de los nuevos fascismos en Europa. El autor defiende un proyecto andaluz emancipador para el siglo XXI.

Aunque el andalucismo institucional —representado hoy por formaciones como Adelante Andalucía o sectores de Sumar y Podemos— se encuentra fragmentado, la reflexión intelectual más amplia que encarna esta publicación apunta a un espacio político en búsqueda de reconstrucción.

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