Lleva años pasando. O mejor dicho, dejando de pasar. Mientras la ministra de Sanidad Mónica García destaca a los cuatro vientos sus supuestos avances y dedica sus mejores ataques a la Comunidad de Madrid, Ceuta y Melilla cargan con una crisis que el Ejecutivo no solo tolera, sino que produce directamente. Son las únicas dos ciudades donde el Ministerio de Sanidad mantiene íntegramente el control a través del INGESA. Responsabilidad absoluta. Sin consejeros autonómicos a los que echarle la culpa, sin gobiernos locales del PP para culpabilizar, sin cortinas de humo. Puro reflejo de la gestión de García. Y la realidad que devuelve ese espejo es incómoda, muy incómoda para la ministra.
Los ceutíes y melillenses no solo viven menos años que sus compatriotas españoles. Además los viven peor. Mucho peor. Eso son hechos, no consignas. Eso están pasando las personas cada día en esos dos territorios mientras desde Madrid se improvisa, se titubeaa y se maquillan cifras.
Los Números Que No Mienten: El Déficit Humano
Ceuta y Melilla están en la cola nacional de médicos. No es una opinión. Con 1,63 médicos por cada 1.000 habitantes en Ceuta y 1,52 en Melilla, ambas están muy por debajo de la media estatal de 2,15. Eso significa un 25% menos de facultativos por habitante que el resto del país. En atención primaria, la cosa es aún peor: 0,64-0,65 médicos de familia por cada 1.000 habitantes, cuando en varias comunidades superan el 0,8.
¿Lo más grave? Ceuta es el único territorio de España que ha perdido médicos en los últimos años. Mientras el conjunto nacional ganaba profesionales, Ceuta perdía. Una tasa de crecimiento acumulado del -0,5% desde principios de siglo. Expulsión de talento directo, vamos. Ni la etiqueta de «zona de difícil cobertura» que supuestamente reconoce el Real Decreto 118/2023 ni las promesas de incentivos han logrado frenar esa hemorragia.
El Colegio de Médicos de Ceuta no anda con rodeos. Su presidente, Enrique Roviralta, fue claro: «Tuvimos la deferencia de suspender la huelga cuando García llegó al cargo, pero para nuestra sorpresa nos ha dado la espalda. No se ha dignado a venir a ver a los pocos profesionales que dependen de ella».
Ni una visita. En años. A las ciudades que son su responsabilidad directa.
Las Promesas que Se Quedan en Papel Mojado
El Real Decreto 118/2023 reconoció formalmente que Ceuta y Melilla son zonas de difícil cobertura. Bonito. Excelente iniciativa legislativa. Pero después, ¿qué? Nada de nada. Sindicatos y colegios médicos hablan de incentivos «en papel mojado», de ausencia de una política clara, de concursos de traslados irregulares. El Ministerio incluso ha llegado a negar formalmente que Ceuta y Melilla sean zonas de difícil cobertura, asegurando que las plazas son «altamente demandadas». Oye, si son tan demandadas, ¿por qué no se cubren? ¿Por qué los servicios de psiquiatría y hemodiálisis están cerrados por falta de especialistas?
El Sindicato Médico de Melilla fue contundente con García tras sus declamaciones sobre fidelizar médicos: «Es la prueba palpable de que no tiene ni puñetera idea de nada, ignora las competencias, copia y pega». Eso fue cuando el organismo ministerial (INGESA) negó después que hubiera 31 millones de euros para Ceuta y Melilla, algo que la ministra había afirmado semanas antes en el Senado. No se coordina ni consigo mismo.
Las Listas de Espera: Una Realidad Que No Se Puede Maquillar
Ceuta registra en torno a 100 días de espera media para consultas de atención especializada. Más del 80% de los pacientes esperan más de 60 días. En cirugía, Melilla ronda los 130-140 días de espera media, claramente superior al promedio estatal. Traumatología, oftalmología, pruebas diagnósticas: todo lento, todo retrasado, todo derivado a la península cuando es posible.
Lo absurdo es que García puede presenciar esto sin intermediarios. No hay Comunidad de Madrid, no hay consejeros, no hay nadie a quien culpabilizar excepto a ella misma. El sistema es centralizado y ella es responsable directa. La ministra disfruta critiquando las esperas madrileñas mientras en Ceuta y Melilla la gente se rasca los cojones esperando cirugías que debería poder hacerse a kilómetro cero.
Muchos pacientes ceutíes directamente asumen de su bolsillo viajes a la península. Familias que no se lo pueden permitir posponen tratamientos. Es sanidad de dos velocidades, pero dentro del mismo país, bajo las órdenes de la misma ministra.
Un Hospital en Melilla: La Foto Perfecta, La Realidad Imperfecta
En mayo de 2025 Melilla abrió su nuevo Hospital Universitario (HUME) con pompa y circunstancia. 150 millones de euros invertidos, 265 camas (frente a las 170 del anterior), tecnología de última generación. Sensacional. Absolutamente sensacional en el papel.
Pero aquí viene lo molesto: al poco tiempo, denuncias de que aproximadamente la mitad de esas camas permanecen cerradas por falta de personal. La Plataforma «Todos por una Sanidad Digna» hablaba de más de 30 camas de observación adquiridas hace más de un año sin usar, carentes de enfermeras y médicos que las atiendieran.
Es un hospital fantasma. Un hospital precioso para las fotos de ministros, pero un hospital que funciona a media máquina. Porque el problema, vuelvo al punto, es la falta de profesionales. Y eso es responsabilidad de García.
La Verdad Incómoda: Esperanza de Vida y Años de Enfermedad
Aquí llega lo realmente grave. Ceuta y Melilla registran una esperanza de vida de 79-80,79 años frente a la media nacional que ronda los 85-86 años de muchas comunidades. Con Madrid alcanzando los 85,18 años, la brecha es de más de cinco años. Viven menos. Y lo que es peor, viven más años enfermos.
Los años de vida saludable en Ceuta y Melilla están en torno a 69,54 años, la cifra más baja de toda España. Castilla y León lidera con 81,10 años de vida saludable. En otras palabras: mientras un castellanoleonés espera llegar a los 81 años en buena salud, un ceutí o melillense ronda los 70. Una década completa viviendo con mala salud, con dolor, con limitaciones.
En cribado de cáncer, Melilla está en la posición más baja del país en participación en mamografías para mujeres de 50 a 69 años. En Ceuta, ni siquiera hay datos propios. Eso dice mucho del nivel de prioridad real que García dedica a estas ciudades: inexistente.
Gasto Que No Rinde Lo Que Debería Rendir
La ministra García insiste en que Ceuta y Melilla tienen gasto sanitario similar al resto de España cuando se cuenta per cápita. Técnicamente cierto, sorprendentemente. Pero es un argumento de despacho, no de realidad.
Un euro sanitario en un sistema pequeño, aislado, con necesidad de derivaciones constantes y con retraso en infraestructuras, rinde muchísimo menos que un euro en cualquier comunidad autónoma conectada y consolidada. El Tribunal de Cuentas ha evidenciado recientemente la ausencia total de planificación en los aprovisionamientos de farmacia, lo que ha generado compras directas al margen de los principios de contratación pública. Diferencias de precios superiores al 50% por los mismos medicamentos. Hasta cinco precios distintos por la misma sustancia según cuándo y dónde se comprara.
Así que aunque en cifra global gaste parecido, cada euro se evapora en ineficiencia, en sobrecostes, en caos administrativo. El Ministerio de García no planifica, improvisa. No centraliza compras, hace compras aleatorias. Luego dice que ha invertido. Sí, ha invertido en desorden.
Atención Primaria: El Colapso Silencioso
Con apenas tres centros de salud para toda la población de Ceuta, la ratio de médicos de familia es de las más bajas del país. La Unión General de Trabajadores (UGT) documentó en enero de 2025 esperas de hasta cinco semanas para una consulta en el centro del Tarajal, de 3 a 4 semanas en otros ambulatorios. Enero. En plena gripe estacional.
Consultas saturadas, médicos con cupos fuera de toda humanidad, agendas al límite. Los pacientes no ven a su médico, ven a cualquiera que tenga un hueco. A veces ni eso. Muchos renuncian a ir. Y cuando al fin consiguen cita, la presión es tal que la calidad de la atención se desmorona. Porque no hay tiempo. Porque hay 50 personas esperando en la sala.
Eso es fracaso de gestión en estado puro.
Servicios Cerrados, Especialidades Inexistentes
La lista es deprimente. En Ceuta no hay unidad de psiquiatría infantojuvenil en el Hospital Universitario. Psiquiatría generalista, cerrada por falta de psiquiatras. Hemodiálisis cerrada por falta de especialistas. Radioterapia oncológica inexistente, con pacientes obligados a viajar a la península para recibir tratamiento contra el cáncer.
Función tiroidea externalizada. Radiología parcialmente externalizada. En Melilla faltan pediatras en primaria. Faltan anestesiólogos. Faltan urgenciólogos.
En 2021, sindicatos denunciaban que las ofertas públicas de empleo lanzadas por INGESA incluían plazas irrisorias o inexistentes en especialidades críticas: UCI, Alergología, Neumología, Rehabilitación. Fake vacancies. Las convocatorias que parecen hechas para que no se cubran, como teatro político.
El Ministerio de Defensa llegó a ofrecer enviar refuerzo de Sanidad Militar con psiquiatras para mitigar la crisis de salud mental en Ceuta. ¿Respuesta? INGESA rechazó el apoyo. Rechazó ayuda mientras había crisis. Porque aceptarla hubiera sido reconocer el problema. Mejor el teatro.
Las Defensas de García: Débiles y Contradictorias
Hace poco, en el Senado, García defendió su gestión diciendo que los números médicos habían crecido de 374 a 448 (un 20%), que el personal sanitario pasó de 1.452 a 1.842, que hay «compensaciones económicas las más altas del país». Incluso reclamó que en Ceuta los tiempos quirúrgicos bajaron un 66%.
Bien. Números bonitos en el papel. Pero:
Primero, esos números crecen desde un punto de partida tan bajo que el crecimiento porcentual no compensa el déficit absoluto. El 20% de casi nada sigue siendo casi nada.
Segundo, si de verdad hubiera tanta mejora y los tiempos quirúrgicos caen un 66%, ¿por qué sindicatos, colegios médicos y pacientes hablan de crisis sanitaria? ¿Por qué en pleno 2025 sigue cerrada la psiquiatría en Ceuta?
Tercero, García aprovecha sus intervenciones para atacar a Madrid. Que si Ruiz Escudero, que si residencias. Como si gobernar Ceuta y Melilla fuera responsabilidad del Partido Popular de Madrid. Es una táctica de desviación de atención barata.
El senador ceutí del PP, Abdelhakim Abdeselam, fue más directo: «La sanidad de Ceuta y Melilla y sus ciudadanos no se merecen una ministra como usted. El caos sanitario que padecen es su responsabilidad. Cuando una ministra fracasa tiene dos opciones: dimitir o rectificar».
García no hizo ninguna de las dos. Solo defendió cifras.
El Fracaso de Un Modelo: Centralización Sin Gestión
El problema de fondo es simple: Ceuta y Melilla demuestran que la centralización sanitaria en manos del Ministerio es un fracaso. No porque la centralización sea intrínsecamente mala, sino porque García no gestiona esas ciudades como propia responsabilidad sino como un asunto molesto.
Cuando tienes control total de un territorio, tienes responsabilidad total. Sin intermediarios. Sin transferencias de culpa. Sin «otros gobiernos» a los que recriminar.
García tiene eso. Y ha elegido no hacerlo bien.
Las ciudades autónomas se han convertido en el espejo incómodo del modelo centralizado: retrasos, contradicciones normativas, incentivos prometidos que no se materializan, servicios cerrados por falta de personal, pacientes viajando a la península para tratamientos que deberían recibirse a casa.
Y mientras tanto, la ministra sigue criticando a Madrid. Sigue diciendo que otros lo hacen peor. Sigue contando historias de éxito que nadie en Ceuta y Melilla reconoce.
Los Ceutíes y Melillenses: Ciudadanos de Segunda
Lo grave es que se ha normalizado. 83.000 personas en Ceuta. 86.000 en Melilla. Poco más de 160.000 españoles viviendo en un sistema que funciona a media máquina mientras el Gobierno presume de inversión y mejora.
Viven menos. Viven peor. Pagan por asistencias que en otros lados son públicas. Esperar meses por cirugías. Viajar a la península para quimioterapia. Llevar meses en lista de espera para una consulta con su médico.
Y la ministra responsable de esto sigue en el cargo. Sigue dando conferencias. Sigue acusando a otros de malos gestores.
Hay un frase que repitió Roviralta, presidente del Colegio de Médicos de Ceuta: «Somos las dos regiones de España con menor número de médicos por habitante, y Ceuta tiene la esperanza de vida más baja, con cuatro años menos que cualquier otro ciudadano español. Está claro que algo tendrá que ver con los recursos asistenciales«.
Claro que tiene que ver. Tiene todo que ver.
El Tribunal de Cuentas No Se Anda Con Diplomacias
En noviembre de 2025, el Tribunal de Cuentas aprobó un informe de fiscalización sobre la gestión de farmacia en los hospitales gestionados por INGESA. Las conclusiones fueron duras: ausencia de planificación de aprovisionamientos, adquisiciones directas al margen de los principios de contratación pública, diferencias de precios superiores al 50% en los mismos medicamentos.
Hasta 285 artículos de uso común con diferencias de precio superiores al 50%. En 15 casos, diferencias del 100%. El mismo medicamento, el mismo hospital, a veces el doble de precio.
Eso no es accidente. Eso es mala gestión crónica. Eso es improvisación. Eso es lo que produce un ministerio sin plan.
2025: Promesas y Realidad
INGESA convocó en diciembre de 2025 la Oferta de Empleo Público 2025 con 145 plazas de personal estatutario fijo. Excelente. Necesitado. Los exámenes están previstos para finales del primer trimestre de 2026.
Esperemos que esta vez funcione. Esperemos que las plazas se cubran. Esperemos que los nuevos profesionales no abandonenen la ciudad a los meses.
Pero mientras tanto, cientos de pacientes siguen esperando en listas. Servicios siguen cerrados. Médicos siguen sobrecargados. El hospital de Melilla sigue con camas vacías.
Las promesas de García llevan años no materializándose. La confianza está agotada.
Conclusión: La Double Moral de Una Ministra
Mónica García tiene un lujo que los consejeros de Sanidad autonómicos no tienen: poder gestionar un territorio sin interferencia política de gobiernos rivales. Sin competencias compartidas. Sin excusas.
Y ha elegido usar ese lujo para acusar a otros de malos gestores mientras su propia gestión directa genera crisis sanitaria, sistemas colapsados, pacientes migrando a otras ciudades, servicios cerrados.
Ceuta y Melilla son el territorio donde nadie puede interrumpir la responsabilidad de García. Y es por eso por lo que son tan incómodos. Porque evidencian que el problema no es de transferencias de competencias, no es de gobiernos del PP, no es de falta de presupuestos.
Es de gestión. De voluntad política. De prioridades.
García prefiere atacar a Madrid que arreglar lo que está bajo su mano directa.
La salud de los ceutíes y melillenses se lo está recordando cada día. La especie de menos años. Con peor salud. Con más esperas. En un sistema que García controla, no hereda.
Llegará el día en que ni las cifras sanitarias ni las palabras bonitas de una ministra podrán esconder lo que cualquiera que visite Ceuta o Melilla puede ver directamente: un sistema sanitario que funciona a media máquina mientras su responsable sigue en el despacho contando historias de éxito que nadie vive.





