Muchas veces creemos que vigilar la tensión es algo que solo debemos hacer cuando el médico nos da un toque de atención, pero la realidad es mucho más compleja y silenciosa. El cardiólogo Luis Herrera ha encendido todas las alarmas al explicar que el verdadero enemigo de tus arterias actúa de noche y tiene como principal cómplice tus horarios nocturnos.
Dormirte después de la 1 de la mañana, recién cenado, es la rutina que este especialista de 39 años señala como letal. Su advertencia es tan clara que asusta, pues asegura que este hábito que está matando a tu corazón pasa desapercibido porque normalizamos irnos a la cama con el estómago lleno y a deshoras.
¿POR QUÉ NUESTRA RUTINA NOCTURNA ES UNA BOMBA DE RELOJERÍA?
En España tenemos la mala costumbre de alargar el día hasta lo imposible, creyendo que el cuerpo aguanta todo lo que le echen. Sin embargo, Luis Herrera (39) es tajante al afirmar que nuestro organismo no está diseñado para digerir de madrugada mientras debería estar centrando toda su energía en regenerar el sistema cardiovascular.
Esa frase lapidaria del doctor, «si sigues así no llegas a jubilarte», debería estar pegada en la nevera de cada hogar español. El problema real es que sometemos al cuerpo a un sobreesfuerzo innecesario mientras dormimos, impidiendo que la presión baje a los niveles de reposo que necesitamos para sobrevivir a largo plazo.
LO QUE LE PASA A TUS ARTERIAS SI TE ACUESTAS RECIÉN CENADO
Fisiológicamente, la presión sanguínea debe descender entre un 10% y un 20% durante el sueño, un fenómeno conocido como patrón ‘dipper’. Luis Herrera explica con preocupación que al tener el estómago lleno el organismo sigue trabajando a destajo, manteniendo el sistema en una alerta constante que impide ese descenso reparador.
Al cruzar la línea roja de la 1 de la mañana con la digestión en marcha, nos convertimos en pacientes ‘non-dipper’, el perfil de mayor riesgo. Esto significa que los valores se mantienen peligrosamente elevados durante el sueño, erosionando las paredes de tus arterias noche tras noche sin que sientas absolutamente nada.
OLVIDA EL TRABAJO: EL ESTRÉS NO ES EL ÚNICO CULPABLE
Nos pasamos la vida pensando que el jefe o los plazos de entrega son los que nos subirán la presión, pero estamos muy equivocados. El doctor insiste en que la tensión se te dispara no por el estrés del día, sino por esa incapacidad nuestra de cerrar el chiringuito a una hora prudente para descansar.
El cortisol y otras hormonas del estrés deberían bajar por la noche, pero si te acuestas tarde y cenado, se mantienen activas. Luis Herrera advierte que dormirte después de la 1 de la mañana pasa una factura irreversible, creando un cóctel molotov hormonal que ataca directamente a la salud de tu músculo cardíaco.
EL PERFIL DEL PACIENTE QUE NO LLEGARÁ A LA JUBILACIÓN
Es escalofriante pensar que alguien de 39 años, la misma edad que Luis Herrera, pueda estar comprando papeletas para un susto grave. El especialista recalca que este hábito que está matando a tu corazón es muy común entre profesionales jóvenes que alargan la jornada y cenan cualquier cosa a deshoras frente a la televisión.
La ausencia de síntomas inmediatos es la trampa perfecta, porque uno se siente bien hasta que el daño vascular es evidente. Por eso, la sentencia «si sigues así no llegas a jubilarte» cobra tanto sentido, ya que el desgaste acumulado durante años no avisa hasta que colapsa, y para entonces suele ser tarde para lamentos.
CAMBIAR EL CHIP: LA ÚNICA FORMA DE SALVAR TU CORAZÓN
La solución que propone Luis Herrera no requiere pastillas mágicas, sino sentido común y disciplina con el reloj. Adelantar la cena un par de horas permite que la digestión termine antes de meternos bajo las sábanas, facilitando que el cuerpo entre en ese modo de reposo profundo que tanto necesita.
Hacer caso a esta advertencia sobre dormirte después de la 1 de la mañana, recién cenado, es el mejor seguro de vida que puedes contratar. Al final, cuidar el sueño es la única forma de garantizar un futuro saludable y asegurarnos de que disfrutaremos de esa jubilación que ahora mismo ponemos en juego.











