El enrollado de pollo se ha convertido en uno de esos platos que rescatan cualquier cena navideña, porque combina sencillez, buena presencia y un sabor que convence incluso a quienes suelen desconfiar de las recetas demasiado fáciles. Cuando alguien prepara un enrollado de pollo con queso y cebolla caramelizada, descubre que no hace falta complicarse para obtener un plato cálido, jugoso y vistoso, de esos que quedan bien tanto en una mesa elegante como en una comida más informal.
Al mismo tiempo, este plato permite jugar con contrastes sin perder su esencia ligera. El queso aporta cremosidad, la cebolla caramelizada suma ese dulzor que siempre funciona y el jamón que lo envuelve deja un acabado irresistiblemente festivo. Por eso, si alguien quiere un plato capaz de brillar sin invertir horas en la cocina, este es el candidato ideal para su menú navideño.
3Un plato que brilla por sí solo
Cuando el enrollado de pollo esté listo, es importante que lo dejes reposar unos minutos antes de cortarlo, porque así los jugos se asientan y las rodajas quedan limpias y firmes. Después llega la hora de servirlo y es recomendable hacerlo en un plato amplio, dejando que el brillo del jamón y el aroma del relleno hablen por sí solos, porque este es uno de esos platos que no necesitan demasiada decoración para destacar.
Por último, si quieres convertir este enrollado de pollo en el centro de atención de tu mesa navideña, puedes acompañarlo con una guarnición ligera como puré, verduras asadas o una ensalada tibia. Con eso basta para que este plato sencillo se transforme en un pequeño momento de celebración que cualquiera puede preparar sin estrés.






