El pastel de patata y espinacas se ha convertido en uno de esos platos que conquistan sin hacer ruido, casi sin darse importancia, pero que terminan repitiéndose semana tras semana en muchas cocinas. Su éxito no está en técnicas complicadas ni en ingredientes imposibles, sino en esa combinación sencilla que resulta reconfortante, ligera y muy fácil de adaptar al día a día. El pastel de patata y espinacas encaja igual de bien en una comida familiar que como plato único para una cena tranquila.
Además, el pastel de patata y espinacas transmite sensación de cocina casera y saludable, lo que le da puntos a favor desde el primer momento. Es de esas recetas que apetecen cuando se busca comer bien sin renunciar al sabor, aprovechando productos básicos y económicos. Bien hecho, resulta cremoso, aromático y con un equilibrio perfecto entre la suavidad de la patata y el punto vegetal de las espinacas.
1Ingredientes para un pastel de patata y espinacas exquisito
Para que el pastel de patata y espinacas quede redondo, debes tener patatas de buena calidad, mejor harinosas, que se cuezan bien y queden cremosas al triturarlas. También necesitas espinacas frescas o congeladas, bien escurridas, además de huevos, un poco de leche o nata ligera y queso rallado, que aportará sabor y ayudará a ligar el conjunto.
Lo mejor también es que tengas a mano aceite de oliva virgen extra, sal, pimienta y una pizca de nuez moscada. Si quieres darle un toque más personal, puedes añadir cebolla pochada o un diente de ajo suave, pero siempre sin robar protagonismo al conjunto. Todo debe estar listo antes de empezar, porque este pastel se trabaja mejor cuando se hace sin prisas ni interrupciones.
