El pastel de patata y espinacas se ha convertido en uno de esos platos que conquistan sin hacer ruido, casi sin darse importancia, pero que terminan repitiéndose semana tras semana en muchas cocinas. Su éxito no está en técnicas complicadas ni en ingredientes imposibles, sino en esa combinación sencilla que resulta reconfortante, ligera y muy fácil de adaptar al día a día. El pastel de patata y espinacas encaja igual de bien en una comida familiar que como plato único para una cena tranquila.
Además, el pastel de patata y espinacas transmite sensación de cocina casera y saludable, lo que le da puntos a favor desde el primer momento. Es de esas recetas que apetecen cuando se busca comer bien sin renunciar al sabor, aprovechando productos básicos y económicos. Bien hecho, resulta cremoso, aromático y con un equilibrio perfecto entre la suavidad de la patata y el punto vegetal de las espinacas.
2Preparación paso a paso para un resultado perfecto
Empieza cociendo las patatas con piel en agua con sal hasta que estén bien tiernas. Una vez listas, debes pelarlas en caliente y aplastarlas hasta obtener un puré fino. Aparte, saltea las espinacas con un chorrito de aceite para eliminar el exceso de agua y concentrar su sabor. Mezcla ambas preparaciones cuando aún estén templadas para que se integren mejor.
Después debes añadir los huevos batidos, la leche o nata y el queso rallado, ajustando de sal y especias. Remueve con calma hasta conseguir una mezcla homogénea. Vierte el conjunto en un molde previamente engrasado y hornea a temperatura media hasta que cuaje y la superficie quede ligeramente dorada. El pastel de patata y espinacas debe reposar unos minutos antes de cortarlo para que mantenga bien la forma.






