El helicóptero militar polivalente NH90, bautizado en clave española como HT.29 —o HD.29 en su versión para el Ejército del Aire y del Espacio—, una joya tecnológica gestada en el seno del consorcio europeo NHIndustries, que agrupa a gigantes del sector como Airbus Helicopters, Leonardo Helicopters y GKN Fokker. Este aparato no es solo un reemplazo para las viejas glorias aéreas de los años setenta y ochenta; es, de hecho, el eje central de un ambicioso Plan Nacional de Helicópteros que busca unificar y catapultar las capacidades de transporte táctico, guerra naval y operaciones especiales de España a la vanguardia de la OTAN.
La versión que articula principalmente la espina dorsal del Ejército de Tierra (FAMET), el NH90 TTH (Tactical Transport Helicopter), es un caballo de batalla diseñado para la movilidad en el campo de combate. Con una tripulación tipo de dos pilotos y un mecánico de carga, su cabina, deliberadamente espaciosa y despejada de obstáculos, puede engullir hasta veinte soldados completamente equipados o, en un rol humanitario o de combate vital, doce camillas para evacuación médica rápida (MEDEVAC). Su velocidad punta roza los trescientos kilómetros por hora y su autonomía se extiende por casi mil kilómetros, lo que le confiere una capacidad de proyección de fuerza sin precedentes, tanto en el territorio nacional como en misiones internacionales. Está propulsado por dos motores General Electric CT7-8F5 que garantizan su rendimiento incluso en las condiciones más exigentes, como las de alta montaña o en escenarios de clima cálido y altitud (el llamado fenómeno hot and high).
LA REVOLUCIÓN DEL ‘FLY-BY-WIRE’
La verdadera distinción del NH90 radica en su ADN tecnológico. Se trata del primer helicóptero de producción en incorporar mandos de vuelo fly-by-wire —un control totalmente digitalizado—, complementado por el control de motor digital de autoridad total (FADEC). Esta integración no solo optimiza la maniobrabilidad y la estabilidad de la aeronave, sino que también aligera drásticamente la carga cognitiva de la tripulación. La cabina es un entorno digital futurista, repleto de pantallas multifunción y asistido por sistemas avanzados de aviónica, que incluyen un piloto automático de cuatro ejes y radares meteorológicos de última generación. En el apartado de supervivencia, el diseño del HT.29 es un compendio de medidas defensivas; posee una baja firma acústica, de radar e infrarroja, blindaje protector y tanques de combustible autosellantes, crucial para operar en entornos hostiles. Aunque su función primaria es el transporte, puede dotarse de armamento de autodefensa, como ametralladoras de 12,7 mm o 7,62 mm en las puertas, para asegurar las zonas de aterrizaje y despegue.

El Ejército de Tierra explota su versatilidad en misiones de asalto aéreo, infiltración y exfiltración de unidades de Operaciones Especiales (SOF) y apoyo logístico fundamental, permitiendo el sostenimiento de tropas en puntos críticos. Su bautismo de fuego operativo en el exterior ya se ha producido, demostrando su fiabilidad en despliegues como la misión EUTM Mali o la contribución reciente de España a la OTAN en Eslovaquia. Mientras tanto, la rama aérea, el Ejército del Aire y del Espacio (EAE), se sirve del HD.29 para sus misiones de Búsqueda y Rescate en Combate (CSAR) y para el apoyo de Operaciones Aéreas Especiales (SAO). En este rol, la velocidad y la aviónica avanzada del NH90 son vitales para penetrar en entornos hostiles y recuperar personal aislado o pilotos derribados, un salto de gigante respecto a los Super Puma y Cougar a los que viene a jubilar.
EL DESAFÍO DE LA TECNOLOGÍA Y EL COSTE
Sin embargo, esta avanzada tecnología trae consigo un inevitable reverso de la moneda. El NH90 es un sistema de armas extraordinariamente sofisticado, lo que se traduce en un alto coste unitario de adquisición y, lo que es más desafiante, en unos costes operativos y de mantenimiento considerablemente más elevados que los de sus predecesores. Históricamente, el programa ha lidiado con la sombra de una baja disponibilidad de las flotas en las naciones usuarias. La complejidad de su mantenimiento, basado en sistemas fly-by-wire y control digital, exige una inversión continua en herramientas especializadas y formación de personal técnico, una logística que ha resultado ser más ardua de lo previsto inicialmente.
A esto se suman algunas críticas de diseño que han acompañado al programa desde sus inicios. Se ha señalado que el aparato ha resultado ser más pesado de lo especificado, lo cual afecta ligeramente a su rendimiento en ciertas condiciones. Además, la anchura de la rampa trasera, aunque funcional, limita la capacidad de embarcar y desembarcar ciertos vehículos ligeros o piezas de equipo voluminosas, un aspecto clave en el transporte táctico. No se puede obviar tampoco el historial de retrasos en las entregas y en la consecución de la Capacidad Operativa Inicial (IOC), problemas comunes a los programas multinacionales de defensa, pero que obligaron a las Fuerzas Armadas a estirar la vida útil de aparatos que ya debían haber pasado a retiro. A pesar de estos retos logísticos, la ventaja de la comunalidad entre los países miembros de NHIndustries facilita la estandarización y la interoperabilidad en escenarios OTAN, un activo estratégico innegable.
ROL DE ‘CAZADOR’ EN LA ARMADA
La versión naval, el NFH (NATO Frigate Helicopter), se convierte en un multiplicador de fuerza esencial para la Armada Española. Optimizado para la guerra en el mar y conocido también como HT.29 en su rol marítimo, este helicóptero está diseñado para operar desde las cubiertas de las fragatas, en particular las robustas F-100 clase Álvaro de Bazán, tomando el testigo de los legendarios SH-3D Sea King. Para ello, incorpora modificaciones vitales: sus palas del rotor principal se pliegan automáticamente para el almacenamiento en los hangares y cuenta con un tren de aterrizaje reforzado con el sistema de anclaje Harpoon o ASSA, crucial para asegurar la aeronave a la cubierta incluso bajo condiciones extremas de oleaje.
Sus misiones son de alta intensidad. En Guerra Antisubmarina (ASW), el NFH es un depredador silencioso, dotado de un potente sonar de inmersión y la capacidad de lanzar torpedos ligeros. En Guerra Antisuperficie (ASuW), su radar de búsqueda en superficie lo convierte en el ojo avanzado de la flota, permitiendo la detección de buques más allá del horizonte y la dirección de misiles. Suma a estas capacidades la evacuación marítima y el transporte logístico entre buques, consolidando su estatus como el activo aeronaval más valioso de la Armada. Con todo ello, el NH90 no es solo una compra de material; es una inversión estratégica que asegura la modernización, la soberanía tecnológica gracias a la participación de la industria nacional (Indra, ITP) y la capacidad expedicionaria de España en el tablero geopolítico mundial.






