El café es, para millones de personas, mucho más que una bebida, es el primer gesto consciente del día, el aroma que anuncia que la jornada empieza y ese pequeño ritual que reconforta antes de salir de casa o sentarse frente al ordenador. En España, pocas costumbres están tan arraigadas al desayuno como tomarse esta bebida caliente nada más levantarse, casi de forma automática, sin pensarlo demasiado y muchas veces con el estómago completamente vacío.
El café forma parte de la rutina diaria de una inmensa mayoría de la población y, tomado con moderación, puede integrarse sin problema en una dieta equilibrada. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria sitúa el consumo seguro en hasta cuatro tazas pequeñas al día y sus beneficios están ampliamente documentados. Sin embargo, incluso en los hábitos más extendidos, hay matices importantes que conviene conocer. Es ahí donde entra la advertencia del endocrino Francisco Rosero, que no invita a renunciar a la bebida, sino a cambiar ligeramente el orden en el que lo tomamos.
3Algunos beneficios del café tomado con moderación
El café, consumido con moderación y en el momento adecuado, aporta numerosos beneficios a la salud. La cafeína mejora la concentración, el estado de alerta y el rendimiento físico, mientras que sus antioxidantes, especialmente los polifenoles, ayudan a combatir los radicales libres responsables del envejecimiento prematuro.
Numerosos estudios, citados por instituciones como la Clínica Mayo, relacionan el consumo habitual de café con un menor riesgo de enfermedades como el Parkinson, la diabetes tipo 2, el síndrome metabólico, la enfermedad renal crónica o determinados tipos de cáncer, además de una menor incidencia de depresión y accidentes cardiovasculares. Eso sí, el propio Rosero recuerda que lo ideal es tomar el café sin azúcar y sin leche, y no sobrepasar las cantidades recomendadas, porque el abuso puede provocar ansiedad o dolores de cabeza.






