Gran Canaria vuelve a situarse en el centro de todas las miradas esta Navidad y lo hace desde sus cumbres, lejos de las playas y del bullicio habitual. La isla acogerá la Navidad más brillante de España gracias a Tejeda, el municipio que se ha impuesto en el concurso de Ferrero Rocher tras unir paisaje, identidad y una enorme implicación vecinal. Gran Canaria, una vez más, demuestra que su riqueza va mucho más allá del sol y el mar, y que también en el corazón volcánico del territorio se escriben historias capaces de emocionar.
El anuncio ha sido recibido como un pequeño acontecimiento colectivo en Tejeda, donde vecinos y autoridades celebran algo más que un despliegue de luces. No es solo decoración navideña, es el reconocimiento a una forma de vivir y a un enclave que representa como pocos la esencia de Gran Canaria. Entre barrancos, roques y silencio de altura, este municipio se prepara para brillar con luz propia y convertirse durante semanas en símbolo de ilusión compartida.
3Patrimonio, tradición y vida que resiste
Muy cerca del casco urbano se extiende el Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. Este reconocimiento refuerza la idea de que Gran Canaria guarda en su interior uno de los legados arqueológicos y culturales más valiosos del Atlántico. Cuevas, graneros colectivos y observatorios naturales hablan de una adaptación inteligente a un entorno duro pero generoso.
La vida cotidiana en Tejeda mantiene ese equilibrio entre pasado y presente. Las casas blancas se escalonan siguiendo la pendiente, las calles estrechas regalan miradores inesperados y el calendario se rige todavía por la naturaleza. Cuando los almendros florecen, entre enero y febrero, el paisaje se transforma y el pueblo celebra una de sus fiestas más reconocibles. Museos, caminos reales y fincas activas completan un mosaico que demuestra que este rincón de Gran Canaria no es un decorado, sino un territorio vivo que ahora, además, brillará como nunca en Navidad.






