Dos dietistas especializadas en TCA explican por qué la dieta puede acabar provocando más hambre

Empezar una dieta no es tarea fácil, en especial porque se ve como eso, una tarea, se convierte en una promesa de cambio y control, y justo por eso mismo termina dando más hambre, ansiedad y sensación de haber fracasado. Dos dietistas especializadas en TCA ponen el foco en la restricción y nos explican por qué convertir la alimentación en una lista de prohibiciones puede disparar el apetito y romper la relación con la comida.

La dieta suele presentarse como el primer paso para cambiar hábitos, perder peso o, al menos sobre el papel, llevar una vida más saludable. En España y fuera de nuestras fronteras, millones de personas inician una dieta con ilusión y fuerza de voluntad, convencidas de que esa decisión marcará un antes y un después. Sin embargo, el camino no siempre acaba donde se esperaba y, en muchos casos, el resultado es justo el contrario al deseado.

Con el paso del tiempo, la dieta puede convertirse en una fuente de frustración, hambre constante y sensación de pérdida de control. Especialmente cuando hablamos de planes restrictivos, el temido efecto rebote y el aumento del apetito aparecen con frecuencia. Dos dietistas especializadas en TCA explican por qué ocurre esto y por qué, a veces, hacer dieta no solo no soluciona el problema, sino que lo agrava.

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Aprender a comer desde la libertad

“Aprender a comer de forma sana y libre”. Fuente: Freepik

Una de las propuestas más importantes que hacen las expertas y que, en realidad, hacen muchos nutricionistas y dietistas, es cambiar la definición de la dieta. Para Belén y Maite, no debería ser un plan temporal ni un castigo, sino la suma de los hábitos alimentarios que una persona mantiene en su día a día. Es decir, una forma de alimentarse flexible, realista y sostenible en el tiempo.

En ese camino aparece el concepto de permiso incondicional, que consiste en alejarse de pensamientos como “no debería” o “no puedo”. Comer sin miedo, sin condiciones y cubriendo las necesidades diarias permite recuperar la regulación y el equilibrio. Solo desde esa libertad, señalan las expertas, la dieta deja de provocar más hambre y se convierte en una herramienta consciente, amable y duradera.

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