El bizcocho de red velvet tiene algo especial que va más allá de su color rojo intenso, pues es uno de esos postres que, en cuanto aparece en la mesa, anuncia que se está celebrando algo importante. Su miga suave, su sabor delicado con ese punto justo de cacao y su aspecto elegante lo han convertido en un clásico imprescindible en comidas navideñas, donde cada detalle cuenta y el postre suele ser el broche final.
El bizcocho de red velvet no es solo una receta bonita, también es un gesto de cariño hacia quienes se sientan a la mesa. Prepararlo en casa tiene un encanto especial, porque permite controlar la textura, el dulzor y ese equilibrio tan característico que lo hace distinto a cualquier otro bizcocho. Con un poco de organización y siguiendo los pasos adecuados, se puede conseguir un resultado digno de celebración.
2Preparación paso a paso
Para empezar con el bizcocho de red velvet, debes precalentar el horno y preparar el molde, engrasándolo bien y forrándolo si es necesario. A continuación, debes batir la mantequilla con el azúcar hasta obtener una mezcla clara y cremosa, incorporando los huevos uno a uno y sin prisas. Este paso es clave para que el bizcocho tenga una miga aireada.
Después, debes añadir el cacao, el colorante y la buttermilk, alternándolos con la harina previamente tamizada junto con la sal. Al final, debes mezclar el bicarbonato con el vinagre e incorporarlo rápidamente a la masa, removiendo lo justo. Vierte la mezcla en el molde y hornea sin abrir el horno hasta que el bizcocho de red velvet esté firme por fuera y tierno por dentro.






