El despliegue del NH90 NFH en las flotas internacionales, y específicamente su adaptación a las necesidades de la Armada Española a través del modelo HSPN, marca un hito en la aviación naval contemporánea. Este helicóptero, cuyo acrónimo responde a NATO Frigate Helicopter, no es simplemente una aeronave de transporte adaptada al mar, sino una plataforma de combate integrada diseñada para dominar el complejo escenario de la guerra antisubmarina y antisuperficie. En un contexto donde las amenazas bajo el agua son cada vez más silenciosas y tecnológicamente avanzadas, el NH90 surge como la respuesta europea para blindar la soberanía de los mares, combinando una estructura de materiales compuestos con una suite de sensores que parecen extraídos de la ciencia ficción.
La capacidad de supervivencia de un submarino reside en su capacidad para permanecer oculto en la inmensidad del océano, pero el NH90 NFH ha sido diseñado precisamente para romper ese anonimato. Su arquitectura tecnológica se apoya en una combinación de métodos de detección activos y pasivos que permiten barrer grandes extensiones de agua con una precisión quirúrgica. El elemento central de esta capacidad es su sonar de inmersión de baja frecuencia, un sistema que el helicóptero despliega mientras se mantiene en un vuelo estacionario perfecto gracias a sus controles digitales. Este dispositivo penetra en las profundidades para enviar y recibir ondas sonoras que rebotan en el casco de posibles intrusos, revelando su posición incluso si intentan ocultarse tras las complejas capas térmicas del mar, conocidas como termoclinas.
Complementando al sonar, el helicóptero actúa como una nave nodriza de sensores desechables llamados sonoboyas. Estas unidades acústicas se lanzan desde el aire para crear una red de escucha dinámica sobre el agua, permitiendo que el procesador a bordo del NH90 monitorice múltiples señales de forma simultánea. Mientras tanto, en la parte posterior del fuselaje, el detector de anomalías magnéticas vigila las variaciones en el campo magnético terrestre causadas por grandes masas de metal sumergidas. Esta tríada sensorial se completa con un radar de vigilancia de 360 grados y cámaras térmicas de alta resolución que permiten identificar periscopios o pequeñas embarcaciones en condiciones de visibilidad nula. El resultado es un «cazador» que no solo busca, sino que comprende el entorno táctico en el que se mueve.

SOBERANÍA TECNOLÓGICA BAJO EL SELLO DE INDRA
Cuando trasladamos este análisis al caso específico de España, el protagonismo recae en el sistema de misión desarrollado por la firma tecnológica Indra. A diferencia de otras naciones que han optado por paquetes de sensores cerrados, España ha integrado su propio «cerebro» electrónico en el NH90 HSPN. Este sistema actúa como un gran aglutinador de datos que fusiona la información del radar, el sonar y los sistemas de guerra electrónica en una interfaz única y simplificada para el operador. Esta decisión no es meramente técnica, sino estratégica, ya que otorga a las Fuerzas Armadas una soberanía tecnológica crucial. Al poseer el control del software y de los algoritmos de detección, la Armada Española puede actualizar sus capacidades y adaptar los sensores a las condiciones acústicas específicas de aguas tan complejas como las del Estrecho de Gibraltar o el Mediterráneo sin depender de proveedores extranjeros.
La comparación con el veterano SH-60 Seahawk es inevitable y necesaria para comprender la magnitud del cambio generacional. Mientras que el Seahawk ha sido la columna vertebral de los helicópteros navales españoles durante décadas, su diseño responde a una era de controles físicos e hidráulicos. El NH90, por el contrario, es una plataforma puramente digital con tecnología fly-by-wire, lo que reduce drásticamente la carga de trabajo del piloto y aumenta la seguridad en operaciones nocturnas o con mal tiempo. Además, su construcción en materiales compuestos de fibra de carbono soluciona uno de los mayores problemas de la vida en el mar: la corrosión. Mientras que las estructuras metálicas tradicionales sufren un desgaste constante por el salitre, el fuselaje del NH90 se mantiene inalterable, garantizando una vida útil más larga y menores costes de mantenimiento a largo plazo.
LETALIDAD EN EL IMPACTO
Una vez que el sistema de misión de Indra ha localizado y fijado un blanco, el NH90 NFH tiene la capacidad de ejecutar la neutralización de la amenaza de forma autónoma. Para ello, cuenta con el torpedo ligero MU90 Impact, considerado por los expertos como uno de los más avanzados del arsenal de la OTAN. Este proyectil es, en esencia, un robot submarino inteligente dotado de propulsión eléctrica extremadamente silenciosa. Su capacidad para operar en aguas profundas de más de mil metros y su software diseñado para ignorar señuelos acústicos lo convierten en una herramienta definitiva. El helicóptero puede transportar también misiles antibuque y ametralladoras laterales, lo que le permite enfrentarse no solo a submarinos, sino también a amenazas de superficie en misiones de interdicción marítima.
La versatilidad de la plataforma española se extiende más allá de la lucha pura. El diseño navalizado incluye el plegado automático de las palas del rotor y de la cola, un mecanismo esencial para que una aeronave de este tamaño pueda operar desde los hangares de fragatas modernas. Además, su tren de aterrizaje reforzado y el sistema de fijación automática harpoon permiten que el helicóptero se ancle a la cubierta del buque en segundos, incluso cuando el barco se balancea violentamente por el oleaje. Esta robustez convierte al NH90 en una herramienta multitarea capaz de transformarse rápidamente de un cazador de submarinos a un transporte para 14 infantes de marina o una plataforma de rescate en alta mar.

ESTRATEGIA MIXTA
A medida que nos adentramos en la segunda mitad de esta década, el mapa de la aviación naval española queda dibujado con una estrategia de diversificación. Para finales de 2026, la Armada contará con las primeras siete unidades del modelo MSPT, destinadas principalmente al transporte táctico y al asalto anfibio bajo el sobrenombre de «Sable». Estas aeronaves, aunque carecen del equipamiento antisubmarino completo, sientan las bases logísticas para el futuro. A este primer grupo se sumarán otras seis unidades en un segundo lote previsto para la década de 2030, enfocadas en operaciones especiales y dotadas de sensores electroópticos de última generación para misiones de infiltración y rescate avanzado.
Sin embargo, la Armada ha decidido no poner todos los huevos en la misma cesta en lo que respecta a la guerra antisubmarina. Mientras el NH90 se consolida como el estándar de transporte y versatilidad, la compra de ocho unidades del MH-60R Seahawk «Romeo» estadounidense asegura una capacidad de ataque pesado inmediata a partir de 2027. Esta convivencia entre el NH90 y el Seahawk Romeo permitirá a España mantener una flota equilibrada, donde la tecnología soberana del sistema de Indra en los NH90 convivirá con la madurez operativa del sistema estadounidense. En total, la previsión es que la Armada opere al menos 13 unidades de NH90, integradas plenamente en la estructura de las Fuerzas Armadas para asegurar que, bajo la superficie, no haya ningún rincón donde el enemigo pueda esconderse.






