Las galletas de Navidad caseras son uno de esos gestos que no necesitan explicación, solo basta con encender el horno y dejar que el olor a mantequilla, canela y azúcar recorra la casa para que todo vuelva a su sitio. No es solo una receta, es una escena repetida año tras año, una mesa llena de harina, manos manchadas y charlas que se alargan sin prisa. Las galletas de Navidad caseras saben a infancia porque se hacen despacio y sin perfección, como se hacían antes.
En cada bocado hay algo más que ingredientes, hay sobremesas largas, tazas de chocolate caliente y la sensación de que el tiempo, por unas horas, se detiene. Por eso las galletas de Navidad caseras no se compran, se preparan, se esperan, se comparten, y casi siempre, se acaban antes de lo previsto porque nadie resiste pasar por la cocina sin coger una más.
2Preparación paso a paso
El primer paso es sencillo, pero importante, y se trata de batir la mantequilla con el azúcar hasta obtener una mezcla cremosa, sin prisas, dejando que el aire entre poco a poco. Luego incorpora los huevos uno a uno, mezclando bien, y añade los aromas elegidos. En este punto, las galletas de Navidad caseras ya empiezan a oler a algo familiar.
Después llega la harina, siempre poco a poco, sin volcarla de golpe. Mezcla hasta obtener una masa manejable, ni pegajosa ni seca. Forma una bola, envuélvela y deja que repose en frío. Ese descanso es clave, pues permite que las galletas de Navidad caseras tengan la textura justa. Más tarde, estira la masa, corta con moldes y colócalas en la bandeja. Al horno, sin perderlas de vista, hasta que estén doradas pero suaves.






