El matcha ha pasado de ser una rareza japonesa a ocupar un lugar fijo en cafeterías, despensas y redes sociales en España. Su color verde intenso, su sabor particular y esa sensación de energía sostenida lo han convertido en una bebida casi aspiracional, asociada al bienestar y a un estilo de vida consciente. Pero, como ocurre con muchos alimentos que se ponen de moda, también han empezado a surgir dudas, advertencias y algún que otro mito difícil de desmontar.
En ese contexto, esta bebida se ha visto señalado en más de una ocasión como un posible enemigo del hierro y, por extensión, como un riesgo para quienes padecen anemia. Frente a este ruido, la nutricionista Zoe Luengo habla de que se puede disfrutar del matcha con conocimiento, sin miedo y sin renunciar a sus beneficios, siempre que se entienda cómo funciona dentro del conjunto de la alimentación.
1La relación que tiene el matcha con el hierro
Según explica Zoe Luengo, el matcha comparte con otros tés verdes la característica de que contiene taninos, que son compuestos naturales que pueden dificultar la absorción del hierro no hemo, el que procede de los alimentos de origen vegetal. Este dato, sacado de contexto, ha alimentado la idea de que beber matcha puede provocar anemia.
Sin embargo, la realidad es mucho más matizada. La nutricionista insiste en que el matcha no causa anemia por sí solo y que su efecto sobre el hierro es mínimo en personas sanas con una dieta equilibrada. El problema solo podría aparecer en situaciones muy concretas, como un consumo excesivo de té junto a todas las comidas, unido a una alimentación pobre en hierro o a patologías previas.






