La rutina laboral permanece en la vida de todos a diario, queramos o no, y después de alguno que otro descanso volver a ella suele ser difícil y requerir más fuerza de la normal. Septiembre marcó, para muchos, el regreso a los horarios, a los correos electrónicos interminables y a esa sensación de cansancio anticipado que aparece incluso antes de sentarse frente al ordenador. Tras semanas de descanso, comidas desordenadas y horarios flexibles, el cuerpo y la mente necesitan un periodo de reajuste que no siempre resulta sencillo.
La rutina laboral no solo exige concentración y disciplina, también demanda energía física y estabilidad emocional. Por eso, cada vez más expertos coinciden en que la alimentación juega un papel clave en este proceso de adaptación. “Lo que comemos influye directamente en cómo nos sentimos”, explica Isabel Martorell, doctora en Biomedicina y responsable del equipo de Nutrición y Salud de Nootric, una idea que cobra especial importancia cuando toca dejar atrás el verano.
3La hidratación y la microbiota son fundamentales para la rutina laboral
La hidratación suele quedar en segundo plano cuando vuelve la rutina laboral, pero su impacto es mayor de lo que parece. Una ligera deshidratación puede agravar el cansancio mental y dificultar la concentración. Por eso, los especialistas aconsejan llevar siempre una botella de agua a mano y establecer pequeños recordatorios para beber a lo largo del día. Las infusiones digestivas o los caldos suaves también pueden ser una buena alternativa.
Por último, cuidar la microbiota intestinal es fundamental para el bienestar general. El intestino, conocido como el segundo cerebro, influye directamente en el estado de ánimo y los niveles de energía. Incorporar alimentos fermentados como el yogur o el kéfir, así como productos ricos en fibra como la alcachofa, el puerro o el plátano verde, puede marcar la diferencia a la hora de adaptarse de nuevo a la rutina laboral sin que el cuerpo pase factura.






