La jornada electoral de este domingo en Extremadura ha dejado un panorama político renovado, donde el Partido Popular de María Guardiola se consolida como la fuerza ganadora, aunque con el sabor agridulce de no haber alcanzado la ansiada mayoría absoluta y con su cabeza pendiente de lo que puedan pedir Vox, el otro ganador de la noche electoral extremeña.
Con el escrutinio rozando su finalización, los populares han logrado elevar su representación hasta los 29 escaños, apenas uno más de los que ostentaban en la anterior legislatura, situándose a cuatro pasos de la barrera de los 33 diputados que otorga el control total de la Asamblea regional. Pese a este crecimiento moderado en asientos, el respaldo popular a Guardiola ha sido notable, alcanzando un 43,12 % de los sufragios, lo que supone un incremento de más de cuatro puntos porcentuales respecto a las elecciones de 2023.
La victoria del bloque conservador se ha cimentado especialmente en los grandes núcleos urbanos. El Partido Popular ha logrado imponerse en ciudades estratégicas como Badajoz, Cáceres, Mérida y Navalmoral de la Mata. Sin embargo, el golpe más simbólico se ha producido en Villanueva de la Serena, feudo tradicional del socialismo donde el actual líder regional del PSOE, Miguel Ángel Gallardo, ejerció como alcalde durante más de dos décadas. El triunfo de los populares en esta plaza no solo refuerza su hegemonía territorial, sino que evidencia una erosión profunda del voto socialista en lugares que, hasta hace poco, se consideraban inexpugnables para la derecha extremeña.
DESCALABRO HISTÓRICO DEL SOCIALISMO EN LA REGIÓN
La otra cara de la moneda la protagoniza el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que ha vivido la noche más amarga de su trayectoria en la región. La caída de los socialistas ha sido calificada unánimemente de histórica, al desplomarse hasta los 18 escaños, diez menos de los obtenidos hace apenas dos años. Nunca antes el PSOE extremeño había bajado de la barrera psicológica de los 20 diputados, lo que sitúa a la formación en su mínimo histórico de representación. El desgaste es palpable en todas las métricas: han perdido 14 puntos porcentuales de apoyo, pasando del casi 40 % cosechado en 2023 a un exiguo 25,77 % en estos comicios, lo que se traduce en la pérdida de más de 100.000 votos en el conjunto de la comunidad autónoma.

Tras conocerse estos resultados, Miguel Ángel Gallardo compareció ante los medios con un tono sombrío para admitir que los datos son «muy malos«. Aunque evitó despejar las dudas sobre su continuidad al frente de la secretaría general del partido, remitiéndose a la reunión de la Ejecutiva regional que tendrá lugar este lunes, Gallardo no dudó en señalar a la gestión de María Guardiola como responsable de la falta de estabilidad que, a su juicio, emana de las urnas. El líder socialista afronta ahora el reto de gestionar una crisis de liderazgo en un partido que ha sido el eje vertebrador de Extremadura durante gran parte de su etapa autonómica y que hoy se ve relegado a una posición de debilidad inédita. Su posición como imputado ha sido polémica y estos resultados dejan su futuro bastante oscuro.
EL ASCENSO DE VOX Y EL RÉCORD DE UNIDAS POR EXTREMADURA
Mientras el bipartidismo tradicional vive procesos opuestos de consolidación y declive, las fuerzas situadas en los extremos del arco parlamentario han celebrado avances significativos. Vox, encabezado por Óscar Fernández Calle, se ha erigido como el partido que más crece en términos relativos y absolutos. La formación ha pasado de los cinco escaños de 2023 a lograr 11 representantes, duplicando prácticamente su presencia en la Asamblea. Su crecimiento en votos ha sido espectacular, escalando desde los 49.800 sufragios hasta rozar los 85.000, lo que eleva su porcentaje de apoyo al 17 %. Este resultado no solo refuerza su posición, sino que los convierte de nuevo en una pieza indispensable para la gobernabilidad del PP.
Por su parte, la confluencia de izquierdas Unidas por Extremadura, liderada por Irene de Miguel, ha logrado su mejor marca histórica. La coalición formada por Podemos, Izquierda Unida y Alianza Verde contará con siete escaños, tres más de los que tenía hasta ahora, tras superar la barrera del 10 % de los votos. Con cerca de 54.000 papeletas a su favor, De Miguel ha reivindicado a su formación como «luz de esperanza para la izquierda transformadora«. En un discurso cargado de contundencia, la candidata ha asegurado que ejercerán la oposición más firme contra el bloque de la derecha y ha llegado a instar a María Guardiola a que dé un paso al lado si no es capaz de formar un gobierno estable sin depender de la extrema derecha.
ESCENARIO PARA UN NUEVO PACTO DE LEGISLATURA
El mapa político resultante obliga de nuevo a la negociación y al entendimiento en el bloque de la derecha. Aunque el Partido Popular ha salido reforzado como la fuerza más votada y con mayor número de escaños, la suma de sus 29 diputados con los 11 de Vox otorga una mayoría de 40 asientos, muy por encima de la absoluta. Sin embargo, la dependencia de la formación de Fernández Calle será total, lo que augura semanas de intensas conversaciones para definir si Extremadura se encamina hacia un nuevo gobierno de coalición o si Guardiola intentará una investidura en solitario con apoyos externos.
La nueva legislatura se presenta como un desafío institucional para una región que ha visto cómo el equilibrio de fuerzas se ha desplazado definitivamente hacia la derecha, mientras la izquierda busca reinventarse tras el batacazo del PSOE.





