Esta es la única pregunta que deberías hacerte antes de meter tu tarjeta de crédito en una web “barata”

Te has topado con una oferta irresistible en una web que acabas de descubrir. El precio es tan bajo que parece mentira, y tu dedo ya roza el botón de "comprar ahora". Pero justo antes de introducir los datos de tu tarjeta de crédito, algo hace clic en tu cabeza.

La tarjeta de crédito es probablemente el método de pago más usado en España para compras por internet, pero también el más vulnerable cuando caemos en la trampa de las gangas dudosas. Solo en lo que va de 2025, las pérdidas por fraude con tarjetas en nuestro país han alcanzado los 90 millones de euros, según datos recientes de expertos en seguridad financiera. La cifra es escalofriante, pero lo más alarmante es que la mayoría de nosotros pensamos que nunca nos pasará.

Cada vez que sacas tu plástico para hacer una compra online en una tienda poco conocida, estás tomando una decisión que va más allá del precio. El problema no es solo perder dinero en un producto que nunca llegará, sino que el 58% de los fraudes bancarios son autorizados directamente por los propios usuarios, engañados por técnicas cada vez más sofisticadas. Y no hablamos de desconocidos del otro lado del mundo: los ciberdelincuentes que operan en España conocen perfectamente nuestros hábitos de consumo y saben exactamente cómo vendernos la moto.

¿POR QUÉ NOS FIAMOS MÁS DE LO BARATO QUE DE LO CARO?

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Hay algo en la psicología humana que nos hace bajar la guardia cuando vemos un chollo. Si un portátil de última generación cuesta 2.000 euros, revisamos hasta la última letra pequeña antes de meter los datos de nuestra tarjeta de crédito. Pero si unas zapatillas cuestan 15 euros en lugar de 80, nos lanzamos a comprar sin apenas comprobar si la web es legítima. Es como si el bajo coste nos hiciera pensar que «tampoco arriesgo tanto».

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Ahí está el error garrafal. Los estafadores lo saben y montan páginas enteras con productos de ganga precisamente para captar a quienes piensan así. Una vez tienen los datos de tu plástico bancario, pueden hacer compras fraudulentas por cifras mucho más altas que esos 15 euros que tú creías estar ahorrando. Y lo peor es que el 80% de los fraudes se producen ahora a través de dispositivos móviles, donde solemos ser más descuidados al navegar.

LA PREGUNTA QUE CAMBIA TODO EL JUEGO

Antes de introducir tu tarjeta de crédito en cualquier web, hazte esta pregunta mágica: ¿aceptaría este mismo nivel de riesgo si estuviera comprando un televisor de 1.500 euros en lugar de un cargador de móvil de 5? Si la respuesta es no, entonces ya sabes que algo no cuadra. El valor del producto no debería cambiar tu nivel de exigencia con la seguridad.

Esta simple reflexión puede ahorrarte disgustos monumentales. Más del 30% de las estafas detectadas en España tienen como núcleo la manipulación o robo de tarjetas bancarias, y muchas comienzan en webs que ofrecen productos ridículamente baratos. Los expertos en ciberseguridad recomiendan aplicar siempre los mismos filtros de seguridad, independientemente de si vas a gastarte 10 o 1.000 euros, porque los datos que entregas valen mucho más que el importe de esa compra concreta.

SEÑALES DE ALARMA QUE NO DEBERÍAS IGNORAR

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Hay pistas claras que delatan a una web poco fiable, pero solemos pasarlas por alto cuando el precio nos ciega. La primera es el diseño chapucero: faltas de ortografía, imágenes pixeladas, textos mal traducidos o botones que no funcionan correctamente. Si una tienda online parece montada en una tarde con plantilla gratuita, probablemente lo sea, y tu tarjeta de crédito no debería ni acercarse.

Otra señal de alarma es la falta de información legal en el pie de página. Toda web seria debe incluir datos de contacto reales, política de privacidad, condiciones de compra y devolución, y un certificado de seguridad SSL que haga que la URL empiece por «https». Si ves que la página solo acepta transferencia bancaria o métodos de pago poco habituales, sal de ahí como alma que lleva el diablo. Las tiendas legítimas siempre ofrecen opciones seguras como PayPal o pasarelas de pago reconocidas.

CÓMO PROTEGER TUS DATOS SIN RENUNCIAR A COMPRAR

No se trata de dejar de comprar online, sino de hacerlo con cabeza. Una opción inteligente es usar tarjetas virtuales o de prepago exclusivamente para compras por internet, de forma que limites el daño si algo sale mal. Muchos bancos permiten crear una tarjeta de crédito virtual vinculada a tu cuenta con un saldo máximo que tú decides, y que puedes cancelar en cualquier momento.

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También es fundamental activar las notificaciones instantáneas de tu banco para cada operación. Así, si alguien intenta usar tus datos de forma fraudulenta, te enterarás en tiempo real y podrás bloquear la tarjeta de crédito antes de que el daño sea mayor. Y por supuesto, evita guardar tus datos bancarios en webs que no conoces bien. Sí, es cómodo tenerlo todo almacenado para comprar en dos clics, pero esa comodidad puede convertirse en tu peor enemía si la web sufre un hackeo.

RECUPERAR EL CONTROL DE TUS COMPRAS DIGITALES

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Al final, proteger tu tarjeta de crédito es una cuestión de hábitos. Aplicar el mismo criterio de seguridad a todas tus compras, sin importar el precio, te convertirá en un comprador mucho más difícil de estafar. Investiga siempre la reputación de la tienda, busca opiniones de otros usuarios en foros independientes, y desconfía de las ofertas que parecen demasiado buenas para ser verdad, porque probablemente lo sean.

Los ciberdelincuentes cuentan con que bajemos la guardia ante pequeñas compras, pero tus datos bancarios no distinguen entre un pedido de 5 euros y uno de 500. Una vez que tienen acceso a tu plástico, pueden vaciar tu cuenta sin que te des cuenta hasta que sea demasiado tarde. La pregunta que da título a este análisis no es retórica: aplicar el mismo nivel de exigencia a todas tus compras online es la mejor póliza de seguro que puedes contratar, y además es gratis.

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