Vas a salir en coche en Navidad: estas 3 decisiones tontas son las que acaban en accidente según la DGT

Todos tenemos unas ganas inmensas de sentarnos a la mesa y abrazar a los nuestros, pero las prisas suelen ser pésimas compañeras de viaje durante el invierno.

DGT no perdona. Es muy probable que vas a salir en coche en Navidad para visitar a esos parientes que hace meses que no ves o para disfrutar de una escapada a la nieve. Sin embargo, la carretera no perdona ningún fallo cuando las condiciones climatológicas y el volumen de tráfico se ponen en nuestra contra. Las cifras de siniestralidad son frías y no entienden de turrones ni de villancicos, por lo que conviene mantener la cabeza muy fría antes de girar la llave del contacto.

Planificar estos desplazamientos navideños por carretera requiere mucho más que meter los regalos en el maletero y configurar el GPS con la dirección del pueblo. Lo cierto es que muchos conductores subestiman el riesgo real de conducir en estas fechas tan complicadas, donde la euforia a veces nos nubla el juicio. Ignorar las advertencias básicas de seguridad es una lotería macabra a la que no deberíamos jugar jamás, especialmente cuando llevamos a la familia en los asientos de atrás.

DGT: LAS PRISAS MATAN MÁS QUE EL HIELO

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La ansiedad por llegar a tiempo a la cena de Nochebuena nos empuja a cometer el error de pisar el acelerador más de la cuenta en tramos donde la prudencia debería ser la norma. Sabemos de sobra que salir con el tiempo justo es peligroso, porque nos obliga a tomar decisiones precipitadas y maniobras bruscas al volante para recuperar esos minutos perdidos. Esa sensación de urgencia reduce drásticamente nuestra capacidad de reacción ante cualquier imprevisto que surja en el asfalto, desde un frenazo repentino hasta una placa de hielo invisible.

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Un viaje invernal seguro debe tomarse con una filosofía de calma absoluta para evitar sustos innecesarios que nos amarguen las fiestas. Resulta evidente que correr no merece la pena jamás si ponemos en la balanza la seguridad de los nuestros frente a llegar puntual a los entremeses. Es preferible llegar a los postres con una sonrisa de alivio que no llegar nunca por culpa del estrés y la velocidad inadecuada.

LOS ZAPATOS DEL COCHE DEBEN ESTAR IMPECABLES

A menudo olvidamos que los neumáticos son el único punto de contacto, del tamaño de una postal, que mantiene nuestro vehículo pegado al suelo mojado o helado. El hecho de no revisar la presión de las ruedas antes de salir es una negligencia grave que se paga muy cara en estas fechas de frío intenso. Un dibujo desgastado o una presión incorrecta convierten nuestro coche en un trineo incontrolable a la mínima curva o frenada de emergencia.

El correcto mantenimiento del vehículo en invierno es vital cuando las temperaturas bajan y el asfalto se vuelve resbaladizo, traicionero y mucho menos adherente. Pasa que un neumático en mal estado no avisa hasta que ya es demasiado tarde para corregir la trayectoria y evitar el impacto. Invertir cinco minutos en la gasolinera para comprobar el estado de las gomas puede ser la diferencia abismal entre un simple susto y un accidente grave.

IGNORAR AL HOMBRE DEL TIEMPO SALE CARO

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Vivimos pegados al móvil para felicitar las fiestas, pero a veces no consultamos lo más importante antes de lanzarnos a la autopista: la previsión meteorológica. El error de no mirar el parte de nieve nos puede dejar tirados en una cuneta o bloqueados en un puerto de montaña bajo una nevada intensa sin las cadenas preparadas. La Dirección General de Tráfico insiste en que la información actualizada es nuestra mejor herramienta de prevención ante borrascas repentinas que pueden cambiar el escenario en minutos.

La conducción con mal tiempo exige anticipación y saber si vamos a necesitar equipamiento especial o si es mejor retrasar la salida unas horas. Ocurre a menudo que la meteorología cambia en minutos durante el invierno y nos puede sorprender una tormenta en mitad de la nada sin recursos. Llevar el depósito lleno, el móvil cargado y unas mantas en el maletero deja de ser una exageración de abuelos para convertirse en una necesidad básica de supervivencia.

LA FATIGA ES UN ENEMIGO INVISIBLE

Queremos hacer el tirón completo para no perder tiempo y llegar cuanto antes, pero el cansancio se acumula de forma silenciosa y letal en nuestro organismo. La norma de oro de parar a descansar cada dos horas debería ser sagrada para cualquier conductor responsable que se precie, sin excusas de ningún tipo. La calefacción puesta, la ropa de abrigo y la monotonía de la autovía provocan una somnolencia que reduce nuestros reflejos a la mitad sin que nos demos cuenta.

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En estos trayectos largos típicos de las fiestas, estirar las piernas y tomar un café o un refresco nos devuelve la alerta necesaria para seguir conduciendo con garantías. Está científicamente demostrado que la fatiga visual engaña al cerebro y nos hace ver cosas que no existen o calcular mal las distancias de frenado con el coche de delante. No somos máquinas inagotables y nuestro cuerpo necesita resetearse periódicamente para mantener la atención al cien por cien en la carretera.

LA COPA QUE TE SOBRA Y TE ARRUINA LA VIDA

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La frase más peligrosa que se escucha en los brindis y aperitivos navideños es esa de que «yo controlo» y «por una no pasa nada». Creer erróneamente que beber solo una copa es inofensivo supone el principio del fin para miles de conductores cada año en nuestro país. El alcohol, incluso en dosis que consideramos mínimas o «sociales», altera la percepción de la velocidad y nos vuelve temerarios sin motivo aparente, creando una falsa sensación de seguridad.

Garantizar la seguridad vial en Navidad es, sin ninguna duda, el mejor regalo que podemos hacer a quienes nos esperan en casa con ilusión y la mesa puesta. Recordemos siempre que lo importante es volver para contarlo y disfrutar de las fiestas sin dejar sillas vacías que pesen para siempre en la memoria familiar. La prudencia extrema al volante y la decisión de no probar ni una gota de alcohol si vas a conducir es el único ingrediente que no puede faltar en vuestra receta navideña.

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