El informe anual de Acción Exterior 2024, presentado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, no refleja las críticas por parte de diversos sectores y los partidos de la oposición al Gobierno de Coalición que cuestionan la efectividad y coherencia de la política exterior española. Aunque el documento destaca los logros alcanzados, también pone de manifiesto las carencias y desafíos que enfrenta España en su proyección internacional, así como el papel del ministro José Manuel Albares, cuya gestión ha sido objeto de debate y crítica en numerosa ocasiones, especialmente por su cercanía a Marruecos, país con el que España compite en diversos ámbitos.
Uno de los puntos más cuestionados del informe es la falta de coherencia en la estrategia internacional de España. Si bien se subraya el compromiso con el multilateralismo y la defensa de los valores democráticos, la acción exterior española ha sido criticada por su incapacidad para articular una posición clara y firme en algunos de los principales conflictos globales. En el caso de Ucrania, aunque España ha destinado recursos económicos y militares para apoyar al país frente a la agresión rusa, algunos analistas consideran que la postura española ha sido más reactiva que proactiva, limitándose a seguir las directrices de la Unión Europea sin aportar una visión propia.
En Oriente Medio, el reconocimiento del Estado de Palestina por parte de España ha sido celebrado como un paso histórico, pero también ha generado dudas sobre su impacto real en la región. La falta de un plan concreto para impulsar la solución de los dos Estados y la limitada capacidad de influencia de España en las negociaciones internacionales han sido señaladas como obstáculos para lograr avances significativos. Además, la gestión de la crisis en Gaza y la respuesta a las tensiones en Líbano y Siria han sido percibidas como insuficientes, dejando a España en una posición secundaria frente a otros actores internacionales. Al igual que la ex provincia española del Sáhara Occidental, donde la política de Albares parece ser de sumisión absoluta hacia la posición de Marruecos, un país donde no se cumplen los derechos humanos bajo la custodia de un rey feudal como es Mohammed VI.
DÉBIL LIDERAZGO MULTILATERAL
El papel de España en el sistema multilateral también ha sido objeto de críticas. Aunque el informe destaca el aumento de las contribuciones económicas a organismos internacionales y la elección de Barcelona como sede de Mondiacult 2025, algunos expertos consideran que España no ha logrado consolidarse como un líder en el ámbito multilateral. La falta de iniciativas propias y la dependencia de las decisiones de otros países han limitado la capacidad de España para influir en la agenda global.

El Centro Tecnológico Giga, con sede en Barcelona, es un ejemplo de las oportunidades desaprovechadas. Aunque se presenta como un proyecto innovador para conectar escuelas de todo el mundo a Internet, su impacto real en la política exterior española ha sido cuestionado. La falta de una estrategia clara para aprovechar este centro como herramienta de diplomacia científica y tecnológica ha generado dudas sobre su utilidad en el contexto internacional.
Por otro lado, la participación de España en organismos como la Organización Internacional del Trabajo y el Comité Internacional de la Cruz Roja ha sido valorada positivamente, pero se ha señalado que el país aún tiene un largo camino por recorrer para aumentar su influencia en estos espacios. La elección de España como miembro del Consejo de Derechos Humanos para el periodo 2025-2027 es un avance, pero algunos críticos consideran que el país debe asumir un papel más activo en la defensa de los derechos humanos y la democracia a nivel global, algo difícil por las relaciones del Gobierno actual con actores como China, Venezuela, Marruecos o Arabia Saudí, entre otros..
GESTIÓN DE ALBARES BAJO LUPA
La gestión del ministro José Manuel Albares ha sido objeto de críticas por su falta de liderazgo y visión estratégica en la acción exterior española. Aunque el informe destaca su participación en numerosos encuentros internacionales y su papel en la defensa de los intereses de España, algunos sectores consideran que su gestión ha estado marcada por una excesiva dependencia de las directrices de la Unión Europea y una falta de iniciativa propia.

La política exterior feminista, presentada como uno de los pilares de la acción exterior española, ha sido cuestionada por su limitada implementación y su enfoque más simbólico que práctico. Aunque España ha destinado recursos a intervenciones humanitarias con enfoque de género, como en Afganistán y Palestina, los críticos señalan que estas acciones no han sido suficientes para abordar las desigualdades estructurales que afectan a mujeres y niñas en los países en desarrollo.
En el ámbito de la cooperación internacional, la aprobación del Plan Director de la Cooperación Española para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global 2024-2027 ha sido un paso importante, pero algunos expertos consideran que la falta de recursos y la limitada capacidad de ejecución de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) han impedido que España se consolide como un líder en este ámbito. Además, la acción humanitaria española ha sido criticada por su enfoque fragmentado y su incapacidad para responder de manera efectiva a las crisis globales.
aunque el informe anual de Acción Exterior 2024 destaca los logros alcanzados por España en su política internacional, también pone de manifiesto las carencias y desafíos que enfrenta el país en su proyección global. La falta de coherencia en la estrategia internacional, el débil liderazgo en el ámbito multilateral y las críticas a la gestión del ministro Albares son algunos de los puntos que han generado debate y preocupación. España tiene la oportunidad de fortalecer su acción exterior y asumir un papel más activo y estratégico en la defensa de sus intereses y valores en el escenario internacional. Sin embargo, para lograrlo, será necesario superar las limitaciones actuales y adoptar una visión más ambiciosa y coherente en su política exterior






