Nuevo Baztán sorprende precisamente porque no presume de lo que es. A pocos kilómetros de Madrid, este municipio guarda una historia singular que pasa desapercibida para muchos viajeros que buscan escapadas rápidas desde la capital. Basta llegar para darse cuenta de que no es un pueblo cualquiera, sino un proyecto urbano pensado con ambición, belleza y una visión muy poco común para su época.
Nuevo Baztán nació como una idea avanzada a su tiempo, un lugar donde industria, arquitectura y vida cotidiana convivieran en armonía. Hoy, recorrer sus calles tranquilas es asomarse a un pasado en el que el arte barroco no estaba reservado solo a palacios y grandes ciudades, sino también a un pueblo concebido como un conjunto monumental, discreto y elegante.
1Un origen industrial que marcó su identidad
La historia de Nuevo Baztán comienza a principios del siglo XVIII, cuando Juan de Goyeneche impulsó la creación de este enclave con el objetivo de fomentar la industria y el desarrollo económico en la zona. No se trataba solo de levantar viviendas, sino de crear un centro productivo moderno para la época, con fábricas, talleres y espacios pensados para quienes trabajaban allí.
Este planteamiento convierte a Nuevo Baztán en un caso casi único en España. Mientras otros pueblos crecían de forma espontánea, aquí todo fue planificado, desde la disposición de las calles hasta la ubicación de los edificios principales. Esa visión práctica y, al mismo tiempo, estética es lo que hoy le da un carácter tan especial y coherente.






