Nuevo Baztán, el pueblo barroco que es un tesoro oculto cerca de la capital

A pocos kilómetros de Madrid, Nuevo Baztán se revela como una sorpresa tranquila y elegante, un pueblo barroco que no hace ruido pero deja huella. Basta pasear por sus calles para entender que aquí hay algo distinto, un tesoro histórico y arquitectónico que muchos pasan por alto sin saber lo que se están perdiendo.

Nuevo Baztán sorprende precisamente porque no presume de lo que es. A pocos kilómetros de Madrid, este municipio guarda una historia singular que pasa desapercibida para muchos viajeros que buscan escapadas rápidas desde la capital. Basta llegar para darse cuenta de que no es un pueblo cualquiera, sino un proyecto urbano pensado con ambición, belleza y una visión muy poco común para su época.

Nuevo Baztán nació como una idea avanzada a su tiempo, un lugar donde industria, arquitectura y vida cotidiana convivieran en armonía. Hoy, recorrer sus calles tranquilas es asomarse a un pasado en el que el arte barroco no estaba reservado solo a palacios y grandes ciudades, sino también a un pueblo concebido como un conjunto monumental, discreto y elegante.

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Un origen industrial que marcó su identidad

“Plaza de Fiestas”. Fuente: Wikipedia

La historia de Nuevo Baztán comienza a principios del siglo XVIII, cuando Juan de Goyeneche impulsó la creación de este enclave con el objetivo de fomentar la industria y el desarrollo económico en la zona. No se trataba solo de levantar viviendas, sino de crear un centro productivo moderno para la época, con fábricas, talleres y espacios pensados para quienes trabajaban allí.

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Este planteamiento convierte a Nuevo Baztán en un caso casi único en España. Mientras otros pueblos crecían de forma espontánea, aquí todo fue planificado, desde la disposición de las calles hasta la ubicación de los edificios principales. Esa visión práctica y, al mismo tiempo, estética es lo que hoy le da un carácter tan especial y coherente.

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