Antonio Escribano, nutricionista, asegura que la obesidad es consecuencia de una excesiva ingesta de alimentos que no se ‘queman’

La obesidad está rodeada de excusas y explicaciones que tranquilizan, pero no siempre se ajustan a la realidad. El nutricionista Antonio Escribano explica que cuando se come más de lo que el cuerpo quema, el exceso acaba acumulándose en forma de grasa, por mucho que creamos que comemos poco o que el problema está en el metabolismo.

La obesidad se ha convertido en una de las grandes preocupaciones de salud pública en España, pero también en uno de los temas más rodeados de excusas, mitos y medias verdades. A lo largo de los años se han repetido explicaciones que suenan tranquilizadoras, desde el metabolismo lento hasta el estrés o las hormonas, como si el aumento de peso fuera siempre algo ajeno a nuestros hábitos cotidianos y a lo que ponemos en el plato.

La obesidad, sin embargo, no entiende de frases hechas ni de consuelos fáciles. Así lo defiende el nutricionista Antonio Escribano Zafra, jefe de Endocrinología y Nutrición en el Hospital Centro de Andalucía, que habla con claridad en redes sociales sobre lo que considera la base real del problema. Según su experiencia clínica, extensa y directa, la obesidad es consecuencia de una ingesta excesiva de alimentos que el cuerpo no llega a quemar, una afirmación sencilla que desmonta muchas creencias populares.

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Comer más de lo que se gasta, una realidad incómoda

“Comer más de lo que se quema”. Fuente: Freepik

Para entender la obesidad, Escribano pone el foco en una idea que suele generar rechazo: el equilibrio energético. En consulta, explica, es habitual escuchar a personas que aseguran engordar sin apenas comer, convencidas de que su cuerpo funciona de manera distinta al resto. Sin embargo, el especialista es tajante y no deja espacio a interpretaciones amables.

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Según el nutricionista, es imposible que alguien gane peso sin consumir más energía de la que necesita. La obesidad aparece cuando lo que se ingiere supera de forma continuada lo que el organismo quema, y ese exceso se almacena inevitablemente en forma de grasa. El cuerpo no se equivoca ni actúa por capricho, simplemente responde a lo que recibe, aunque la percepción subjetiva sea la de comer poco.

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