La obesidad se ha convertido en una de las grandes preocupaciones de salud pública en España, pero también en uno de los temas más rodeados de excusas, mitos y medias verdades. A lo largo de los años se han repetido explicaciones que suenan tranquilizadoras, desde el metabolismo lento hasta el estrés o las hormonas, como si el aumento de peso fuera siempre algo ajeno a nuestros hábitos cotidianos y a lo que ponemos en el plato.
La obesidad, sin embargo, no entiende de frases hechas ni de consuelos fáciles. Así lo defiende el nutricionista Antonio Escribano Zafra, jefe de Endocrinología y Nutrición en el Hospital Centro de Andalucía, que habla con claridad en redes sociales sobre lo que considera la base real del problema. Según su experiencia clínica, extensa y directa, la obesidad es consecuencia de una ingesta excesiva de alimentos que el cuerpo no llega a quemar, una afirmación sencilla que desmonta muchas creencias populares.
2Cuando “comer poco” no es tan poco
Uno de los grandes problemas a la hora de abordar la obesidad es la confusión sobre lo que significa comer en exceso. Muchas personas comparan su alimentación con la de otros o se fijan solo en la cantidad, sin tener en cuenta la calidad, la densidad calórica o la frecuencia con la que se come a lo largo del día.
Escribano insiste en que, si hay aumento de peso, hay un desajuste claro entre ingesta y gasto. La obesidad no surge porque el cuerpo engañe, sino porque se subestima lo que se come o se sobrestima lo que se quema. Snacks constantes, bebidas calóricas o raciones mal ajustadas pueden parecer insignificantes, pero suman más de lo que se cree y acaban pasando factura.






