Llegan a detectar amenazas a 100 kilómetros de distancia. Abaten misiles hipersónicos. Y cuestan más que crear varios hospitales. Los sistemas Patriot PAC-3+ que RTX-Raytheon entregará a España a partir de 2030 son el arma defensiva más sofisticada que el Ejército de Tierra español ha adquirido nunca. Con un contrato de 1.700 millones de dólares autorizado en octubre de 2023, Madrid entra en un club muy exclusivo. Solo 19 países los poseen. Y casi todos están en alerta roja.
La pregunta que nadie hace es obvia: ¿por qué cuesta tanto? ¿Qué hace que cuatro sistemas de defensa aérea cuesten lo que un portaaviones? La respuesta está en la física, la industria de defensa, y una carrera armamentística que nadie menciona en las noticias convencionales. Vamos a desmenuzarlo.
El sistema que España no tenía pero necesitaba desesperadamente
España llevaba décadas con un agujero estratégico gigante en el cielo. Su defensa aérea dependía de sistemas portugueses y alemanes. Pero los misiles no avisan. Los drones rusos no piden permiso. Y los conflictos en Ucrania demostraron que la superioridad aérea es la superioridad todo. Por eso el Ministerio de Defensa decidió que había que hacer algo serio. No parches. Sistema integral.
El PAC-3+ es lo contrario a un parche. Es una fortaleza móvil. Cada unidad incluye radar avanzado con capacidad de detección a más de 100 kilómetros, lanzadores múltiples, puestos de mando blindados, y generadores eléctricos de 150 kilovatios. Todo sobre ruedas. Despliega en menos de 30 minutos. Puede defender entre 50 y 100 kilómetros cuadrados. Y lo hace simultáneamente contra múltiples amenazas: aviones, misiles de crucero, misiles balísticos, e incluso drones de altas capacidades. Esa versatilidad tiene precio.
RTX-Raytheon y los millones que salen de las fábricas de California
Detrás de Patriot está RTX Corporation. Antes se llamaba Raytheon Technologies. Antes aún, Raytheon Company. Es la estructura corporativa típica estadounidense: fusiones, rebrandings, restructuraciones. Lo importante es que Pete Bata, vicepresidente senior de Global Patriot en Raytheon, comanda toda la operación de misiles. Bajo él trabajan decenas de equipos en California, Arizona, Texas y ahora España.
Porque el contrato español incluye una cláusula importante: fabricación local. SENER, la empresa aeroespacial vasca, fabricará componentes críticos. El sistema de control electromecánico de los misiles GEM-T. No es pintura. Es tecnología de precisión. Otros componentes saldrán de Bayern-Chemie en Alemania (motores de cohete) y de empresas españolas especializadas en sistemas de control. RTX no quería un contrato. Quería una red de suministro europea. España es nodo clave.
El costo por unidad dispara por varias razones. Cada batería de Patriot cuesta unos 1.100 millones de dólares. España compra cuatro. Pero además hay logística, instalación, entrenamiento de personal, repuestos durante 30 años. Los misiles son lo más caro. Un PAC-3 MSE cuesta entre 4 y 6 millones de dólares. Un PAC-2 GEM-T algo menos. España recibe decenas de cada tipo. El cálculo es inevitable: decenas de misiles multiplicados por millones cada uno iguala gastos estratosféricos.
Diecinueve países lo usan. Tres de ellos acababan en Ucrania hace 48 horas
Alemania. Países Bajos. Rumanía. Polonia. Japón. Qatar. Arabia Saudí. Egipto. Grecia. Turquía. Y más. Con España, son 19 países. No es una coincidencia que Alemania, Países Bajos y Rumanía lanzaran pedidos enormes de Patriot en 2025. Ucrania necesitaba defensa. EEUU necesitaba apoyarla. RTX necesitaba que los sistemas llegaran rápido. Así que los clientes europeos donaron o vendieron unidades a Kyiv. Luego pidieron reposición. Círculo virtuoso para Raytheon.
La efectividad en combate es el argumento de venta. En mayo de 2023, Ucrania confirmó que un Patriot abatió un misil Kinzhal ruso hipersónico. Primera vez en la historia que se derriba un arma de esa clase. Fue punto de quiebre mediático. De repente, Patriot dejó de ser un sistema anticuado de los años 80 para convertirse en el escudo contra la amenaza del futuro. RTX lo promocionó sin parar. Y funcionó. Los pedidos se multiplicaron.
Pero hay números que no salen en los comunicados de prensa. En operaciones sostenidas, el sistema mostró tasas de intercepción del 30% durante ataques coordinados. En ataques puntuales, cercano al 100%. Las armas rusas han evolucionado también. Utilizan señuelos de radar. Misiles de trayectoria anómala. Ataque coordinado de múltiples amenazas simultáneamente. El Patriot no falla. Falla la logística. La munición. El tiempo de recarga. Es un sistema pensado para defensa puntual, no bombardeos sostenidos.
Lo que lo hace diferente a todo lo demás en el mercado
La tecnología base es del los 80. El componente nuevo es el software. Y la inteligencia radar. El PAC-3 MSE tiene alcance de hasta 60 kilómetros para objetivos aéreos. El radar LTAMDS que llega en 2025 ofrece cobertura de 360 grados. Simultáneamente. Sin puntos ciegos. El anterior tenía un fallo: solo detectaba si apuntaba en cierta dirección. El nuevo rodea la posición. Detecta, rastrea, y guía misiles contra nueve objetivos simultáneamente. Eso no existía en 2020.
El impacto estratégico es este: un batallón de Patriot modernos defiende una ciudad entera. No una base aérea. Una ciudad. Barcelona. Madrid. Valencia. Con cuatro unidades, España cubre prácticamente toda la zona vital del país. Más allá del número. El mensaje es: Spain ya no es dependiente de la defensa aliada. Tiene capacidad de disuasión autónoma. Y eso pesa geopolíticamente. Rusia lo sabe. Por eso negocia. Francia lo sabe. Por eso se molesta. EEUU lo sabe. Por eso sonríe.
El peaje que nadie quiere contar: la espera y la dependencia tecnológica
RTX prometió entrega en 2030. Siete años. Parece mucho. Es porque la cola es brutal. Alemania pidió más. Países Bajos pidió reposición. Rumanía pidió. Polonia pidió. La fábrica de RTX en San José, California, está al límite. Producción a ritmo máximo. Y aún así, no da. Por eso abren plantas en Europa. Bayern-Chemie. SENER en España. Pero montar infraestructura lleva tiempo.
El riesgo es doble. Uno: España espera siete años con un agujero en defensa aérea. Mientras tanto, otras amenazas evolucionan. Dos: España depende de tecnología estadounidense indefinidamente. Cada misil que se dispara es un producto que hay que repedir a RTX. Cada actualización de software requiere autorización de Washington. Cada componente crítico, licencia. Es soberanía limitada. Es el precio de la alianza. Otros países europeos negocian alternativas. Francia desarrolla aire-défense autónomo. Alemania coopera con Italia. Pero España eligió el camino estadounidense. Efectivo. Pero con cadena.






