Galicia tiene esa capacidad casi mágica de atrapar al viajero sin levantar la voz; ni siquiera necesita grandes reclamos ni artificios, le basta con mostrar sus pueblos tal y como son, con el mar marcando el ritmo, la comida como punto de encuentro y una arquitectura que habla de historia y de vida cotidiana. En las Rías Altas, lejos del bullicio de otros destinos más conocidos, existen lugares que se descubren despacio y que se quedan en la memoria mucho tiempo después de marcharse.
Galicia es también sinónimo de buena mesa y de tradiciones que se mantienen vivas generación tras generación. Entre rías, paseos marítimos y casas de colores pastel, hay un municipio que ha hecho del pulpo su mejor carta de presentación y que conquista tanto por el estómago como por la mirada. Mugardos, en la provincia de A Coruña, reúne todos esos ingredientes que convierten una escapada sencilla en una experiencia completa.
2El pulpo como seña de identidad
Galicia presume de pulpo en muchos rincones, pero en Mugardos este plato alcanza categoría propia. El famoso pulpo a la mugardesa, preparado con cebolla, patata y pimiento, es motivo de peregrinación gastronómica y uno de los grandes orgullos locales. No es solo una receta, es una tradición que se transmite y que forma parte de la identidad del pueblo, hasta el punto de contar con su propia fiesta cada mes de julio.
Sentarse frente al mar a degustar este guiso es una de esas experiencias sencillas que resumen bien el espíritu gallego. La gastronomía aquí no se entiende sin el entorno ni sin la hospitalidad de sus gentes. El pulpo sabe mejor cuando se acompaña de conversación, de vistas a la ría y de esa sensación de estar en un lugar auténtico, alejado de las prisas y del turismo apresurado.





