Borja Quiroga, nefrólogo: «suplementar con vitamina D a nivel poblacional a gente sana no ha demostrado ni mejorar el riesgo cardiovascular, ni reducir la incidencia de tumores”

El nefrólogo Borja Quiroga nos explica que tomar vitamina D de forma generalizada en personas sanas no ha demostrado prevenir enfermedades ni mejorar la salud, y quizá ha llegado el momento de replantearnos si estamos suplementando por necesidad o por moda.

La vitamina D se ha convertido en una de las grandes protagonistas del boom de los suplementos en España. Basta con entrar en una farmacia o navegar unos minutos por redes sociales para encontrar mensajes que la presentan casi como una solución universal para fortalecer huesos, prevenir enfermedades graves o mejorar la salud general. En un contexto en el que cada vez más personas buscan cuidarse, la tentación de añadir una cápsula diaria parece sencilla y hasta responsable.

Sin embargo, no todos los médicos comparten ese entusiasmo, entre esos, el nefrólogo Borja Quiroga, doctor en medicina y una de las voces más críticas con esta tendencia, quien pone sobre la mesa la advertencia de que suplementar con vitamina D a personas sanas no solo no ha demostrado beneficios reales, sino que puede acarrear problemas innecesarios. Su postura, basada en evidencia científica y experiencia clínica, invita a reflexionar sobre hasta qué punto estamos medicalizando la vida cotidiana sin necesidad.

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La evidencia científica sobre la vitamina D frente a la moda

“No suplementarse por moda”. Fuente: Freepik

La vitamina D, conocida popularmente como la vitamina del sol, cumple funciones importantes en el organismo, pero Quiroga insiste en que eso no justifica su consumo indiscriminado en forma de suplemento. Según explica, los grandes ensayos clínicos realizados con miles de pacientes no han demostrado que suplementar vitamina D en población sana reduzca el riesgo cardiovascular, la aparición de tumores o la incidencia de fracturas, a pesar de lo que a menudo se promete en mensajes simplificados.

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El problema, señala el nefrólogo, es que se ha instalado la idea de que “más es mejor”, cuando en medicina esto rara vez es cierto. Personas sin déficit diagnosticado ni patologías específicas toman vitamina D por inercia, por prevención mal entendida o por recomendaciones poco rigurosas. Incluso el uso en niños, una práctica cada vez más frecuente, le resulta especialmente preocupante porque carece de respaldo científico y añade un riesgo innecesario en edades en las que el organismo suele autorregularse bien.

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