La vitamina D se ha convertido en una de las grandes protagonistas del boom de los suplementos en España. Basta con entrar en una farmacia o navegar unos minutos por redes sociales para encontrar mensajes que la presentan casi como una solución universal para fortalecer huesos, prevenir enfermedades graves o mejorar la salud general. En un contexto en el que cada vez más personas buscan cuidarse, la tentación de añadir una cápsula diaria parece sencilla y hasta responsable.
Sin embargo, no todos los médicos comparten ese entusiasmo, entre esos, el nefrólogo Borja Quiroga, doctor en medicina y una de las voces más críticas con esta tendencia, quien pone sobre la mesa la advertencia de que suplementar con vitamina D a personas sanas no solo no ha demostrado beneficios reales, sino que puede acarrear problemas innecesarios. Su postura, basada en evidencia científica y experiencia clínica, invita a reflexionar sobre hasta qué punto estamos medicalizando la vida cotidiana sin necesidad.
2Suplementar también tiene consecuencias
La vitamina D no es inocua, y este es un matiz que a menudo se pasa por alto. Quiroga explica que su función principal es facilitar la absorción del calcio, y cuando se toma sin control puede provocar efectos secundarios importantes. En consulta, asegura haber visto casos de pacientes con cálculos renales derivados de una suplementación prolongada y sin indicación médica, una situación que resume como un auténtico sinsentido, pues se toma algo para “cuidarse” y eso acaba generando una enfermedad.
Desde la perspectiva del riñón, órgano clave en el equilibrio de minerales, el exceso de vitamina D puede alterar procesos delicados. Por eso el especialista defiende que solo debería indicarse en casos concretos, como personas con osteoporosis, determinadas alteraciones neurológicas u otras patologías bien definidas. Fuera de esos escenarios, la suplementación no solo no aporta beneficios claros, sino que añade riesgos que no siempre se comunican con la suficiente claridad.






