Si pensabas que limpiar tu armario era un acto inocente, cuidado, porque Hacienda te está vigilando de cerca en este arranque de 2026. La directiva europea DAC7 ha obligado a las plataformas digitales a chivarse de tus movimientos si has superado ciertos límites en 2025: concretamente, vender más de 30 artículos o ingresar más de 2.000 euros, una frontera que muchos usuarios cruzan sin ser conscientes de que acaban de entrar en el radar fiscal.
Hacienda: Lo que nadie te contó sobre la «Carta del Miedo»
El cartero no siempre trae buenas noticias y este enero podría dejarte un aviso certificado de Hacienda que te hiele la sangre. No es una multa automática, pero sí un requerimiento formal para que justifiques de dónde sale ese dinero extra que Wallapop o Vinted le han comunicado al fisco. El problema no es vender, sino que la administración sospeche que eres un comercio encubierto que no paga su cuota de autónomos ni su IVA correspondiente.
La realidad es que la mayoría de los usuarios venden a pérdidas y no tienen nada que temer, pero el susto en el cuerpo no te lo quita nadie. Para evitarlo, es fundamental entender que la carga de la prueba recae sobre ti: si no puedes demostrar que vendiste esa bicicleta por menos de lo que te costó hace cinco años, el fisco asumirá que todo el importe es beneficio neto y te exigirá tu parte del pastel.
¿Por qué el número 30 es tu nuevo enemigo?
Hasta hace poco, el mercado de segunda mano era una especie de salvaje oeste donde el efectivo y los envíos anónimos gobernaban sin ley. Sin embargo, la normativa actual ha obligado a las plataformas a ejercer de delatores automáticos en cuanto un usuario cruza la línea roja de las 30 ventas anuales. No importa si has vendido 31 llaveros a un euro; para el algoritmo, ya has mostrado una «habitualidad» que enciende todas las alarmas en los servidores de la administración.
Este límite numérico está diseñado para cazar a los «profesionales» que usan estas apps como escaparate gratuito para sus negocios paralelos. El sistema entiende que un particular que se deshace de sus trastos viejos no suele tener tanta actividad, por lo que superar esa cifra te etiqueta automáticamente como un perfil de riesgo que merece ser investigado con lupa.
Wallapop: Vender barato no es delito (y no paga impuestos)
Aquí es donde reside la confusión generalizada que provoca taquicardias innecesarias entre los vendedores ocasionales. La ley del IRPF es muy clara: solo se tributa por la ganancia patrimonial, es decir, si logras vender algo por más dinero del que pagaste originalmente. Como es lógico, nadie compra unos vaqueros usados por encima de su precio de tienda, así que la inmensa mayoría de operaciones están exentas de tributar porque, técnicamente, estás perdiendo dinero, no ganándolo.
El problema surge cuando tiramos los tickets de compra o no guardamos ningún justificante digital de la adquisición original. Sin esa prueba documental, Hacienda puede ponerse creativa y decidir que el precio de adquisición fue cero, convirtiendo cada euro de tu venta en beneficio puro y duro por el que te reclamarán entre un 19% y un 23% en tu próxima declaración de la renta.
El peligro real: los revendedores de tesoros
Donde el fisco está cargando las tintas no es en quien vende la ropa que se le quedó pequeña a sus hijos, sino en los especuladores. Si te dedicas a comprar consolas retro, zapatillas de edición limitada o muebles vintage baratos para restaurarlos y venderlos más caros, ahí sí tienes un problema serio. En ese escenario existe una plusvalía evidente y, al hacerlo de forma recurrente, estás ejerciendo una actividad económica que requiere alta en la Seguridad Social y declaraciones trimestrales.
Muchos usuarios intentan camuflar este pequeño negocio bajo la apariencia de un perfil personal, pero el cruce de datos bancarios lo hace cada vez más difícil. Si tus ingresos son recurrentes y superan el Salario Mínimo, o simplemente si tienes un patrón de compraventa que genera beneficios constantes, la sanción puede ser cuantiosa e incluir todos los impuestos atrasados más los intereses de demora correspondientes.
Cómo blindarte ante una inspección sorpresa
Si recibes la notificación, lo primero es no entrar en pánico y recopilar toda la información posible. Descarga tu historial de transacciones de la plataforma y trata de localizar extractos bancarios antiguos o correos electrónicos de confirmación de pedido que demuestren cuánto pagaste por los objetos vendidos.
Un Excel ordenado donde cruces cada venta con su coste original puede ser tu salvavidas para demostrarle al inspector que solo estás recuperando una parte de tu dinero gastado. Para el futuro, la mejor estrategia es la prevención digital: crea una carpeta en la nube donde guardes fotos de los tickets de todo lo que compres susceptible de ser revendido.







