Desiderio Cansino, el portador de «malos consejos» que ha hundido el futuro de Garzón

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, se ha convertido en el objetivo de todos los ataques políticos después de sus declaraciones sobre las macrogranjas. Algunos piden su dimisión y otros esperan que guarde discreción lo que resta de legislatura. Desde el Gobierno, no es que no compartan el fondo del mensaje que el ministro intenta transmitir, incluido cuando atacó el excesivo consumo de carne, sin embargo, entienden que Garzón no elige nunca ni el momento ni el lugar adecuado para hacer política. Fuentes del Ejecutivo deslizan a MONCLOA.com que esta «chapucera» estrategia del ministro tiene un culpable claro: el jefe de gabinete de Consumo, Desiderio Cansino Pozo. No le quitan responsabilidad a Garzón, pero insisten en que cuando Desiderio susurra al oído del ministro, desde Moncloa se ponen a temblar.

La presencia de Desiderio se ha notado. El problema es que el Gobierno le conoce como el hombre de los malos consejos. Nadie en el Ejecutivo discute el fondo de los mensajes polémicos que ha lanzado Garzón este último año. Sí la forma, dado que ha traído problemas por todos lados. Decir después de haber servido solomillo y foie a 270 invitados que hay que reducir el consumo de carne no fue un mensaje muy acertado. Y menos que tu jefe de gabinete te susurre que hay que lanzar una campaña contra el consumo de carne sin prever los daños colaterales que puede tener para su ministro.

«El problema, en parte, es su jefe de gabinete»

Desde el Gobierno están inquietos con los consejos de este jefe de gabinete porque entienden que siempre están mal medidos. La polémica de las macrogranjas y los mensajes lanzados por el ministro de Consumo en el diario The Guardian estaban previamente consultados con Desiderio, quien consideró que era oportuno asegurar que la carne española exportada era en su gran mayoría de mala calidad y que provenía de animales que sufren maltrato. El PSOE no cuestiona el fondo, pero sí la forma y el momento. Estos titulares han arruinado la campaña electoral de Unidas Podemos y del propio Partido Socialista en Castilla y León y han convertido al Gobierno en objetivo de ataques de todo el sector cárnico porque el mensaje de Garzón no ha estado bien medido. «El problema, en parte, es su jefe de gabinete», detallan algunas fuentes del Gobierno.

Se podría haber enfocado de muchas formas. El problema es que los consejos de Desiderio han metido al Gobierno en problemas más de una vez. Desde el Ejecutivo aseguran que la polémica con la carne ha sido continuada por este jefe de gabinete porque entiende que refuerza la imagen del ministro. Sin embargo, más de uno se pregunta en el Gobierno por qué es oportuno hablar de reducir considerablemente el consumo de carne cuando el solomillo y el foie tuvieron un papel protagonista en la boda de Alberto Garzón con Ana Ruiz. El malestar en el Gobierno con el jefe de gabinete del ministro es notable porque entienden que Desiderio quiere aupar la imagen de Garzón a costa de polémicas. Los mensajes de The Guardian son una prueba notable de ello.

El PSOE insiste en que son los primeros en criticar a nivel interno las macrogranjas. Entienden que es un problema que se puede afrontar más adelante, dadas las circunstancias económicas, pero que comparten el trasfondo del mensaje de Garzón, al igual que hizo en alguna que otra ocasión pasada el PP. Sin embargo, creen que la labor del jefe de gabinete del ministro no está siendo «fina» dados los incendios y las polémicas que se forman a cada mensaje que lanza. El hecho de que la campaña electoral de Castilla y León se haya visto condicionada por Garzón (dado el peso que tienen los ganaderos en esta comunidad autónoma) es prueba de ello.

Desiderio es malagueño, como Garzón, y lo que busca, a ojos de quienes conocen en el Gobierno al ministro, es reforzar la imagen de Garzón de cara a las elecciones generales. En el Ministerio de Consumo es vox populi que Alberto Garzón no cuenta con el apoyo de la vicepresidenta Yolanda Díaz para ser parte importante de su plataforma y la idea es darle notoriedad en los medios este año. El problema, a ojos incluso de algunas fuentes consultadas de Podemos, es que Garzón no parece conseguir que su mensaje cale como quiere. La polémica se forma, desde luego, y los sectores más radicales de la izquierda siempre salen en su apoyo. El problema es que no cumple con los requisitos que busca Yolanda para formar su plataforma.

Desiderio tiene claro que oye campanas, pero no sabe dónde. Este máster en Economía Internacional y Desarrollo por la UCM y licenciado en Economía por la UMA no parece dar en el clavo con los tempos. No está consiguiendo ni fortalecer los lazos de la coalición con el PSOE ni hacerse un nombre para que Yolanda quiera contar con él. Son ya más de una y de dos las voces que señalan a Desiderio como parte de la mala estrategia de Garzón. Una estrategia que salpica a todos.