Los 600 inmigrantes originarios de TĂșnez acogidos en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla han iniciado este lunes una huelga de hambre para reivindicar su salida a la PenĂnsula despuĂ©s de que la pasada semana un grupo de medio centenar de acogidos fueran evacuados «a pesar de llevar menos tiempo en Melilla», han denunciado. El caso mĂĄs extremo es el de uno de estos tunecinos, que se ha cosido los labios con hilos para puntos de heridas para no ingerir alimentos ni bebidas.
Sin embargo, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha anunciado este lunes, en la rueda de prensa que ha ofrecido sobre la crisis del coronavirus, que los tunecinos tienen abiertos sendos expedientes de expulsiĂłn y que estĂĄn en conversaciones con su paĂs para proceder a la repatriaciĂłn de estas personas a TĂșnez «lo antes posible».
La protesta comenzĂł la mañana del lunes con una sentada en el interior del patio de la instalaciĂłn dependiente de la SecretarĂa de Estado de Migraciones del Ministerio de Trabajo con una pancarta en la que se podĂa leer ‘Tenemos derechos CETI’, y todos ellos ocupando la zona por la que atraviesan los vehĂculos dentro de estas dependencias.
Las fuerzas de seguridad del Estado hicieron acto de presencia, dotados con cascos y escudos, y formaron una hilera en la puerta, tal y como se pudo apreciar en un vĂdeo que los propios tunecinos han hecho llegar a Europa Press, pero no fue necesaria su intervenciĂłn porque la protesta era «pacĂfica».
Estas personas aseguran que se mantendrĂĄn en huelga de hambre hasta que sea aceptada su peticiĂłn de traslado la PenĂnsula «porque llevamos mĂĄs de un año en Melilla», mientras aseguran que otros con menos tiempo han sido seleccionados para su evacuaciĂłn.
No obstante, en el primer grupo que saliĂł la pasada semana, los que fueron elegidos para abandonar el CETI de Melilla, en la primera salida de este tipo que se produce desde que se decretĂł el estado de alarma, han sido los llamados ‘colectivos vulnerables’, sobre todo los formados por familias de varias nacionalidades, tanto de Ăfrica subsahariana como de Asia y Oriente Medio.
El centro de acogida alberga en la actualidad mĂĄs de 1.600 personas, una situaciĂłn que ha originado las quejas de organizaciones como AmnistĂa Internacional (AI), que la pasada semana denunciaba que «zonas comunes» con tal nĂșmero de personas «son un foco peligroso donde los riesgos de contraer esta enfermedad se multiplican». AI señalĂł que «es urgente y necesario que el Ministerio de Interior presente un plan para descongestionar el centro y acelere los traslados a la PenĂnsula, especialmente de las personas mĂĄs vulnerables o de las que ya cuentan con protecciĂłn internacional».