Glovo se toma con calma la nueva ley y mantiene a los ‘riders’ en situaciĆ³n precaria

Para ser una de las opciones laborales mĆ”s accesibles para los inmigrantes, el oficio de rider se ha convertido, para muchos en un dolor de cabeza, que, tras la promulgaciĆ³n de la ley que se suponĆ­a que iba a significar una mejorĆ­a, ha ocurrido todo lo contrario, pues las empresas no han asumido al total de los trabajadores y las condiciones que ofrecen no son precisamente las mĆ”s favorables. Glovo, Just Eat, Gorillas, Uber Eats y Getir son las mĆ”s populares y las que cuentan con la mayor cantidad de afiliados.

Pablo VelĆ”zquez es venezolano, periodista y desde hace al menos tres aƱos trabaja como rider. Es autĆ³nomo y desde su experiencia, con la promulgaciĆ³n de la Ā«Ley RiderĀ», han sido mĆ”s las pĆ©rdidas que los beneficios para Ć©l y muchos de sus compaƱeros, que ha visto como cada dĆ­a merman mĆ”s sus ingresos debido a las limitaciones que, segĆŗn ellos, imponen las plataformas como Glovo, que supuestamente favorecen a los que forman parte de su plantilla, asignĆ”ndoles la mayor cantidad de pedidos por dĆ­a.

Para muchos de ellos la soluciĆ³n es Ā«rebuscarseĀ», trabajando para dos o tres de las plataformas, porque los ingresos que les genera una sola no es suficiente para cubrir sus gastos corrientes. Esto sin contar las constantes rebajas en las tarifas que hace que sus ingresos mermen cada dĆ­a.

Ā«No es nada que hayan dicho de manera oficial, pero lo ves. Si estĆ”s con un grupo de riders y hay contratados y los que trabajamos de autĆ³nomos, te das cuenta cĆ³mo a ellos le llegan mĆ”s pedidos que a los demĆ”s y no es una cosa que nosotros podamos controlar, porque es la plataforma con sus configuracionesĀ», expresĆ³ VelĆ”zquez.

David Villegas es otro de los repartidores de varias de estas plataformas y asegurĆ³ a Moncloa que muchos han decidido dejar de trabajar en estas aplicaciones porque al final se han dado cuenta de que abusan de la necesidad de ellos. Las motos con las que trabajan son suyas al igual que todos los equipos de protecciĆ³n que deben utilizar; tambiĆ©n las bicicletas y los monopatines, aquellos que no tienen cĆ³mo adquirir una motocicleta.

Ā«Es que no es rentable. Son demasiadas las horas que debemos estar en la calle, bajo las condiciones que sean, y al final lo que ganas apenas te alcanza, porque entre la gasolina, las horas de espera, las reducciones de las tarifas y todas las condiciones que nos ponen, de verdad no es un buen trabajo, pero uno lo hace porque necesita algĆŗn ingreso para vivir, pero si te soy sincero, es terrible. Antes, cuando comenzaron a ser populares estas aplicaciones, se podĆ­a hacer mucho mĆ”s dinero. Las regulaciones lo que han hecho es perjudicarnosĀ», contĆ³ el repartidor.

En Moncloa quisimos tener tambiĆ©n la versiĆ³n de Glovo, que es la compaƱƭa con mayor nĆŗmero de repartidores afiliados y la mĆ”s popular entre ellos, pero tras un par de dĆ­as de espera, la compaƱƭa enviĆ³ un breve comunicado a travĆ©s del WhatsApp en el que asegura que: Ā«Como empresa espaƱola tenemos un claro compromiso con el paĆ­s y con el impulso de la economĆ­a digital. Parte de ese compromiso incluye la adaptaciĆ³n al marco regulatorio actual, tal y como hacemos en los 25 paĆ­ses en los que estamos presentesĀ».

Aseguran que en Glovo estuvieron trabajando para adaptarse a la regulaciĆ³n actual, pero que el periodo de transiciĆ³n ha sido muy corto para todos los cambios que se debĆ­an hacer. Ā«Por un lado, se iniciĆ³ el proceso de contrataciĆ³n directa de repartidores, con horarios y retribuciones fijas y rutas concretas para aquellos servicios que, por su naturaleza, son viables tecnolĆ³gica y operativamenteĀ».

Malas prƔcticas

Si bien es cierto que las plataformas digitales se convirtieron en una opciĆ³n laboral para muchos inmigrantes, entre ellos mismos han denunciado que existen algunos trabajadores que, con sus acciones irregulares perjudican a los que trabajan honradamente, a pesar de las condiciones en las que tienen que trabajar.

QuizĆ” sean leyendas urbanas, como asegura una fuente consultada por Moncloa, relacionada con Glovo, pero entre los diferentes grupos y comunidades de riders denuncian la existencia de hackers que por el pago de entre 300 y 500 euros supuestamente configuran la aplicaciĆ³n para conseguir la asignaciĆ³n de una mayor cantidad de pedidos.

Los repartidores tambiĆ©n denuncian que entre las malas prĆ”cticas de otros riders estĆ” ubicarse en posiciones estratĆ©gicas de la ciudad, especĆ­ficamente en las entradas y salidas de tĆŗneles, porque al momento de que la plataforma les asigna los pedidos, el gps reconoce las rutas mĆ”s largas para llegar hasta el lugar de recogida, lo que les significa a ellos una mayor ganancia de dinero y asĆ­ logran burlar las tarifas que asigna la plataforma.

Ā«Esas trampas que hacen traen consecuencias; porque cuando las plataformas las descubren de inmediato bajan las tarifas, para no perjudicar al cliente, pero al final terminamos perjudicados los repartidores que no hacemos parte de esas movidasĀ», expresĆ³ VelĆ”zquez.

Al final, lo que en principio surgiĆ³ como una herramienta para facilitar a los ciudadanos la posibilidad de tener un mayor y mejor acceso al reparto a domicilio, se ha convertido en un dolor de cabeza para repartidores, clientes y las propias compaƱƭas.