El Club Siglo XXI afronta unas elecciones manchadas por el virus y el «juego sucio»

  • El presidente del club, Inocencio Arias, ha denunciado que sus rivales se han aprovechado de su confinamiento.
  • El rival de Arias, Nicolás Redondo, hizo campaña mientras el presidente estaba encerrado en un pueblo de Almería.
  • "Los otros tenían las direcciones de los socios y a mí no me han sido facilitadas", ha comentado Arias en un programa de Esradio.
  • Las luchas de poder para ver quién preside el conocido Club Siglo XXI se han visto empañadas por la crisis del coronavirus. Para su actual presidente, el exdiplomático Inocencio Arias, sus rivales han aprovechado la coyuntura de la pandemia para adelantarse en las elecciones. Un juego sucio que ha llevado a Nicolás Redondo, rival directo del actual presidente, a aprovechar que Arias estaba encerrado en un pueblo de Almería de poco más de 1.000 habitantes para contactar con los socios y venderse como candidato. «Es como jugar un partido de fútbol con un brazo atado a la espalda», ha afirmado Arias en un programa de Esradio.

    Arias no tenía los datos de los socios del club. Ha estado durante más de cien días encerrado en Vélez-Blanco, un municipio almeriense, sin siquiera una fotocopiadora para poder empezar su campaña. Según Arias, el cual no ha querido calificar expresamente los movimientos que ha dado su rival en las elecciones para presidir el club, afrontar así los comicios «es como jugar un partido de fútbol con un brazo atado a la espalda», ya que no tenía ni siquiera los contactos de los socios del club, algo de lo que sí disponía Redondo.

    «Los otros tenían las direcciones de los socios y a mí no me han sido facilitadas», ha detallado Arias en el programa de radio. Lo cierto es que Redondo aprovechó los meses de pandemia para hacer llegar su proyecto a todos los socios del club y adelantarse a nivel electoral. Y Arias se ha quejado amargamente en el programa a pesar de no haber querido dar demasiadas explicaciones más lejos de su intención de que se aplacen las elecciones, que se celebran este 30 de junio.

    «He tenido que llamar a los amigos», comentaba Arias. «¿Conoces a algún socio del club?» le preguntaba a todos los conocidos de los que sí tenía el teléfono. Y si se lo facilitaban, el presidente les llamaba para venderse como candidato para revalidar su presidencia. Pero claro, el tema es que Redondo disponía de los contactos de todos los socios y Arias no, con lo cual partió con ventaja y aprovechó el confinamiento de su rival en un pequeño pueblo para acercarse a los miembros del club.

    «El dia 30 tendríamos que votar, yo estoy en contra», ha comentado el presidente del Club Siglo XXI. Lo cierto es que desde que el Gobierno puso en marcha la cuarentena que encerró a millones de españoles, todos pensaron que las elecciones para el club se aplazarían. Y lo que debía haber sido unas elecciones pacíficas sin mayores altercados se ha convertido en una guerra fraticida de reproches continuos.

    Es cierto que Arias no quiere calificar de ninguna manera a su rival ni ahondar en el asunto. Pero sabe que Redondo se ha acercado demasiado a la familia Segrelles, la cual reina en el club y la misma que decide siempre quién presidirá o no esta asociación elitista. Aún así, son cerca de 300 los socios que tienen que votar y a los que Redondo se ha acercado con una ventaja poco predecible.

    De hecho, muchos de los integrantes del club han delegado en plena pandemia su voto en Paloma Segrelles, la cual ya ha advertido que votará a Redondo en las elecciones de este martes. Todo esto hace que Arias considere que ha encarado estas elecciones con desventaja y ha dejado claro que su intención es la de aplazar las elecciones. Pero el silencio del club hace ver que este 30 de septiembre la asociación ya tendrá nuevo presidente.

    En cualquier caso, parece una disputa casi de base tecnológica. Los seguidores de Redondo insisten en que no han aprovechado una coyuntura para hacer un juego sucio que les lleve a adelantarse. La fecha del 30 de junio, de hecho, fue seleccionada por el propio Arias y los datos a los que han tenido acceso (las direcciones de los miembros del club) se ha obtenido por medios legales. Que Arias no dispusiera de un ordenador, de Internet o de una fotocopiadora, no es problema de Redondo. O al menos así lo ven sus partidarios.