¿De dónde viene la expresión ‘mala pécora?

Nuestro lenguaje tiene palabras y expresiones que aún no conocemos. Una lengua tan rica es normal que cuente con determinadas acepciones que se escapen a nuestro conocimiento. Además, muchas de ellas vienen heredadas por otros idiomas, lo que hace aún más complicado el entender su significado original o determinar su origen. Es lo que ocurre, por ejemplo, con la expresión «mala pécora».

Insultos, palabras, expresiones, frases hechas… Todo esto que decimos día tras día sin pararnos a pensar, cuenta con un origen y significado oculto. De hecho, si nos paramos a pensar detenidamente, podremos llegar a la conclusión de que tenemos muchas palabras para denominar, por ejemplo, a una prostituta. Furcia, ramera, fulana, meretriz, mesalina, escort… hasta llegar a la expresión que vamos a estudiar en este artículo.

Los ejemplos son tantos que incluso se hace complicado el enumerarlos todos. Parece mentira que encontremos tantas palabras con un solo significado y que todas vayan relacionadas con la mujer. ¿De dónde viene la expresión «mala pécora»? Para entenderlo, tenemos hasta que cambiar de idioma.

Definición de pécora

real academia espanola

La definición de pécora viene recogida en el diccionario de la Real Academia Española de la lengua. En él, se describe dicho término como: «Res o cabeza de ganado lanar». Esta es su primera acepción. Sin embargo, si continuamos leyendo, encontramos otra segunda definición: «Persona astuta, taimada y viciosa, más comúnmente siendo mujer». Se lleva incluso al término de «prostituta», que es el más utilizado en nuestros días.

Una vez teniendo clara la definición, quizá nos pueda llamar la atención, sobre todo, su primera acepción. En términos básicos, podemos decir que una pécora se trata ni más ni menos que de una oveja. Aunque, no obstante, la palabra la conocemos por la frase hecha que todos hemos usado en alguna ocasión, pues, en castellano, es muy poco común el escuchar dicho término o decirlo para referirnos a estos animales.

A simple vista, parece complicado el relacionar una oveja con una prostituta que, además, debe ser en término femenino. Sin embargo, si nos remontamos a su origen, podremos comprender mejor el porqué de esta definición y su relación con la famosa expresión «mala pécora».

Origen de la expresión mala pécora

rebano ovejas

Para conocer el origen etimológico de este insulto tan arraigado en nuestro lenguaje, debemos salirnos del castellano para investigar otro idioma muy cercano: el italiano. En Italia, a las ovejas se las llama pécoras, y de ahí provienen todos los demás significados con los que cuenta esta curiosa palabra. También ahora en castellano.

Desde tiempos antiguos, el hombre ha tenido por costumbre el castrar a algunos de los carneros jóvenes del rebaño. El objetivo principal siempre ha sido facilitar su engorde y que produzcan una carne mucho más blanda, sabrosa y agradable al paladar. Eso sí, este tipo de carne contenía algo más de grasa. Esta práctica llevaba a que, en un mismo rebaño, se contara con pocos ejemplares machos (denominados «montone» en italiano) que no estuvieran castrados.

El resultado de ello es que las ovejas (denominadas «pécoras»), y que tienen un período de celo de unos ochos meses, desde junio hasta enero, fueran montadas por esos carneros. Es curioso porque esa función, normalmente, queda reservada al semental del rebaño. Con todo ello, se comenzó a llamar a estas ovejas promiscuas como «mala pécora», por lo que el término se introdujo en el lenguaje y pasó a denominarse así también a las mujeres prostitutas.

El machismo oculto en el lenguaje

machismo mala pecora

Teniendo claro su origen y significado, no podemos más que entrever el machismo oculto en nuestro lenguaje. Es habitual ver cómo, aún en nuestros días, los machos que montan a muchas hembras son conocidos como sementales. En cambio, las hembras que buscan a los machos se siguen conociendo como prostitutas.

No tenemos que quedarnos en el reino animal para ver la importancia que tiene el lenguaje. Estos mismos significados y relaciones, las hemos trasladado a nuestro mundo. Los hombres que ligan con muchas mujeres son denominadas igual que los animales: sementales. Sin embargo, las mujeres que salen a ligar o han estado con muchos hombres siguen siendo consideradas unas fulanas.

Aunque parezca mentira, es mucho más importante de lo que parece el tener esto en cuenta, pues sigue teniendo completa vigencia. Esto no hace más que perpetuar el machismo sin apenas darnos cuenta. Por este motivo, es muy importante el preocuparse y conocer el origen de las palabras, expresiones, frases hechas e insultos que utilizamos. Si no sirven para ambos sexos, nos encontramos ante un caso de machismo que viene desarrollándose desde hace siglos y que nosotros consideramos, a través del lenguaje, como una práctica de lo más normal y común.

La evolución del insulto mala pécora

evolucion mala pecora

Como hemos visto, en sus inicios, la expresión pasó del reino animal al nuestro, pero con matices. En principio, coincidían en que «mala pécora» era un insulto dirigido solamente a las mujeres. Sin embargo, en su origen, la expresión se refería a una persona astuta y viciosa, más relacionado con la lujuria.

Conforme el término fue evolucionando y también ese machismo intrínseco del que hemos hablado, la expresión se convirtió en una forma más de denominar a una prostituta, siendo así recogido por los principales diccionarios de nuestra lengua. De este modo, si ahora usamos ese insulto para referirnos a alguien, a una mujer, la estaremos llamando furcia, fulana, ramera, etc. Es importante conocer el verdadero significado de las palabras para no usarlas de forma impune, con todo lo que eso puede acarrear.

De todos modos, sea como fuera, no cabe duda de que la palabra ha tenido un curioso e interesante recorrido a lo largo de los años. Es bastante llamativo ver cómo, a través del lenguaje y las sociedades de las diferentes épocas, una palabra que denominaba a una oveja, ha pasado a ser un insulto hacia una mujer. Además, también llama la atención que incluso ha sido capaz de traspasar fronteras entre países e idiomas para instalarse como habitual en su acepción menos agradable: la de prostituta.